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Lunes 09 de Abril de 2012 - 22:17 hs

José Guardiola, la voz que desafió la oscuridad franquista

José Guardiola falleció ayer en la ciudad de Barcelona a los 82 años. Con su desaparición se cierra un capítulo importante de la historia musical española, aquel que aglutinaba a un grupo de músicos serios que con su saber hacer intentaban contagiar las altas dosis de optimismo suficientes para capear con una sonrisa las carencias del franquismo. El crooner de España, la emblemática voz de Dieciséis toneladas o del tierno (para la época) Di, papá, fue también uno de los primeros que desafiaron las férreas imposiciones franquistas cantando en catalán y popularizando en nuestro país un sinfín de versiones de clásicos norteamericanos e italianos que de otra forma nunca se hubieran conocido por estos pagos, ya que la industria discográfica apenas existía y en la radio (único medio de difusión) solo se programaba música cantada en castellano.

José Guardiola había nacido en la ciudad de Barcelona el 22 de octubre de 1930, siguiendo los estudios de saxo tenor en el conservatorio municipal de la ciudad. En esos primeros años de aprendizaje las preferencias de Guardiola se decantaban más por el jazz. Coincidió en las aulas con un también jovencísimo Tete Montoliu. Dado que en el conservatorio estaba prohibido el jazz, sus primeros escarceos como intérpretes se realizaron casi en la clandestinidad, hasta que en 1948 José María Martí Aragonés fundó la orquesta Crazy Boys, en la que enroló tanto a Montoliu como a Guardiola (este todavía como saxofonista). Con los Crazy Boys, Guardiola cobraba 20 pesetas al día actuando cada noche en dos salas de fiestas distintas. Cuando la orquesta se disolvió, Guardiola aprovechó para dejar de lado su saxo e iniciar su carrera como cantante.

Sus primeros grandes éxitos en toda España los consiguió gracias al Festival de la Canción de Benidorm, un auténtico trampolín que le permitió en 1962 grabar a dúo con su hija Rosa Mary un auténtico himno generacional, Di, papá, al que siguieron innumerables versiones de estándares internacionales traducidos al castellano: Verde campiña; Mackie el navaja; Los niños del Pireo; Venecia sin ti; Pequeña flor; Cuando, cuando, cuando y, sobre todo, Dieciséis toneladas, cuya letra hispana ha quedado indefectiblemente unida a su profunda y calurosa voz. En 1962 triunfó en el Festival de la Canción Mediterránea con Nubes de colores, en el que, insólitamente, alcanzó en una votación popular un número mayor de votos que de asistentes a la gala, hecho cuyas causas nunca se aclararon. Al año siguiente no tuvo tanta fortuna en el de Eurovisión, donde solo alcanzó el puesto número 12 con la canción Algo prodigioso.

Fuente: elpais.com