El primer semestre de 2025 se transformó en una pesadilla para Unión, ya que cerró el Apertura en el último lugar de la Zona A, con una campaña que nunca despegó y que terminó costándole el puesto al entrenador Cristian González, uno de los principales impulsores de este plantel junto a su ayudante, Tomás Costa.
Como si fuera poco, el Tate también quedó eliminado en la Copa Sudamericana. A falta de una fecha –en la que deberá visitar a Cruzeiro en Brasil–, el equipo ya no tiene posibilidades de clasificarse a la siguiente instancia en el Grupo E por la derrota de este martes por la noche en Santa Fe ante Mushuc Runa 1-0.
En el plano internacional, disputó cinco partidos, con un saldo preocupante: solo una victoria y cuatro derrotas, de las cuales dos fueron de local que prácticamente lo condenaron.
El problema más grave parece estar en el área rival. Unión sufre una ineficacia alarmante: le cuesta muchísimo convertir y eso se refleja en los resultados. El equipo genera un montón, pero es una máquina de errar y ahí se resume casi todo. Una inversión millonaria para potenciar y que terminó siendo todo lo contrario, porque terminaron jugando los pibes e incluso Diego Díaz, que había llegado como una apuesta para la reserva.

El arribo de Leonardo Madelón con su aura al banco de suplentes tampoco logró torcer el rumbo ni devolverle al equipo la identidad que supo tener.
Hoy, Unión atraviesa una crisis deportiva profunda. Sin respuestas dentro de la cancha y con la moral por el piso. El desafío será reconstruir desde lo anímico y futbolístico para encarar el segundo semestre con otra cara, sobre todo, porque la lucha será, por más que duela decirlo, pelear por no descender. El hincha, mientras tanto, exige compromiso, autocrítica y una urgente reacción.