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Hugo Moyano acusó ayer el golpe político que significó el principio de acuerdo alcanzado por sus adversarios internos para darle batalla en la disputa por la futura conducción de la CGT. El camionero intentó en público minimizar el armado político de los gremios críticos a su liderazgo sindical, pero en privado redujo un poco la euforia de las últimas semanas y comenzó a observar escollos importantes en su apuesta de obtener su tercer mandato consecutivo al frente de la central obrera.

“Aquellos que salen a hablar mal de mí, me están beneficiando. Parece el regreso de los muertos vivos”, advirtió ayer Moyano a través de la cuenta del sindicato de Camioneros en la red social twitter. El jefe cegetista buscó así relativizar el efecto político del entendimiento alcanzado el martes por la noche por los referentes de una decena de poderosos gremios (Comercio, Sanidad, UPCN, Obras Sanitarias, Uocra, Gastronómicos, Smata, Alimentación, Luz y Fuerza y UTA), quienes consensuaron alentar un proyecto alternativo al moyanismo para la conducción de la entidad, aunque sin nominar todavía un candidato.

La ofensiva de sus adversarios internos fue analizada ayer con inquietud entre la tropa moyanista, especialmente por la presencia de Luis Barrionuevo en el armado opositor.
Ocurre que en el entorno del camionero apostaban a cerrar alguna alianza con el gastronómico de cara al congreso sindical del 12 de julio, alternativa que ahora aparece descartada. También se complicó el plan de Moyano de realizar una marcha a Plaza de Mayo el próximo 27 de abril, en un anticipo de la conmemoración por el Día del Trabajador, para reiterar sus reclamos al Gobierno frente a la propia Casa Rosada. “Lo del 27 está descartado, se pensaron en otras fechas, pero está en duda”, indicó un dirigente cercano al jefe cegetista, a la vez que admitió la necesidad de evitar situaciones que puedan restarle aliados al camionero de cara a la pulseada por el máximo sillón de la entidad.

La preocupación del moyanismo no es un dato menor, en especial por el hecho de que importantes gremios aún no fijaron una posición concreta en la disputa interna y cualquier gesto podría terminar alejando a potenciales aliados.

El Gobierno, que por ahora mantiene silencio sobre la pulseada por la sucesión cegetista, podría convertirse en otro actor clave. En ese sentido, algunas especulaciones sindicales sostienen que una pronta respuesta de la presidenta Cristina Fernández a los reiterados reclamos de Moyano por el reparto de fondos a las obras sociales o la suba del mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias podría reforzar la posición de los gremios antimoyanistas y acotar el margen de acción del camionero. “Todavía faltan tres meses para el congreso y recién se están dando los primeros movimientos. Hay que esperar porque hoy el futuro de la conducción es incierto”, apuntó un referente de la cúpula sindical distanciado en los últimos tiempos del moyanismo.