Según los resultados preliminares de una investigación que está realizando el Centro de Estudios de Política y Economía de la Alimentación de la UNER, sólo el 11% de los argentinos accede a una alimentación de calidad. En tanto, el 50% tiene una calidad intermedia y 39% baja.
Más del 90% de los hogares no consume las cantidades recomendadas de hortalizas, frutas, legumbres y granos o cereales de calidad y lácteos y menos del 2% logra combinar de manera simultánea las cantidades recomendadas de los mejores alimentos (hortalizas, frutas, legumbres y granos o cereales de calidad, lácteos y carnes y huevos).
La base de la dieta promedio son harinas, pan y pastas de trigo común, papa y carnes, con mayor densidad calórica comparada con verduras, frutas o lácteos.
Sergio Britos, nutricionista e integrante del Centro de Estudios de Política y Economía de la Alimentación de la UNER, sostuvo por LT10 que hay una problemática multicausal en esta situación alimentaria del país.
Según el investigador, los dos principales son el cultural y el económico. El cultural porque la mayoría de los argentinos tiene una base de alimentación que tiene como pilares fundamentales harinas, carne vacuna y azúcares. En relación al económico, el principal problema es que una canasta básica saludable para cuatro personas cuesta 57 mil pesos (precios de CABA).
Sobre los programas alimentarios que impulsa el gobierno, Britos manifestó que suelen tener serios problemas de diseño en la calidad nutricional y terminan fortaleciendo la mala dieta previa. Entre ellos incluyó, a la tarjeta alimentar y a los comedores escolares/comunitarios.
Finalmente, el experto señaló que “los primeros dos años de vida son claves para construir los gustos alimentarios. Los buenos hábitos alimentarios se forman en los primeros años de vida. Estos es mucho más complejo de lograr en hogares pobres”.