Entre la infinidad de sensaciones que dejó la final del Mundial de Rusia, hay una que sobresale con nitidez: el fútbol está ante el comienzo de algo importante con Kylian Mbappé.
Qué tan grande será, imposible saberlo. Pero el delantero francés, con apenas 19 años, demostró que está hecho de otra madera, que es uno de esos jugadores que aparece de tanto en tanto en el fútbol.
Asustan su talento y su imparable potencia, pero también la naturalidad y la madurez con la que afronta situaciones que no son normales para un muchacho de su edad. Su imagen al dejar el campo de juego instantes después de haber tocado la gloria lo refleja: Mbappé se metió en el vestuario del Luzhniki caminando con una mano en el bolsillo, como si estuviera yendo a hacer un recado de domingo en Bondy, el barrio de los suburbios de París en el que se crió.
Al salir de los camerinos, el delantero del Paris Saint-Germain (PSG) mantenía la misma calma. Los periodistas se abalanzaron sobre él y la valla de contención cedió, pero Mbappé siguió inmutable, con el trofeo al mejor joven del Mundial entre la manos y su ligera sonrisa de niño pícaro.
"No es el final. Tengo la ambición de llegar más lejos", dijo el delantero mostrando el hambre de los grandes. Y ante la pregunta de qué era ir más lejos, el jugador del PSG -club al que garantizó su fidelidad tras el Mundial- respondió: "Hasta donde mi potencial me lo permita (...), ganar un Mundial tan joven te entreabre otras puertas, ahora quiero seguir trabajando".
Ganar un Mundial es lo máximo a lo que se puede aspirar en el fútbol, el clímax en la carrera de los pocos privilegiados que lo consiguen, pero para Mbappé es apenas el pistoletazo de salida. Con 19 años y una Copa Mundial entre los brazos, el futuro le sonríe.
"El joven de Bondy ya está en el panteón del fútbol francés... y no lo pierdan de vista en los próximos años: está en condiciones de traer a casa una tercera estrella en 2022, 2026 o 2030", señaló hoy el diario "Le Parisien".
Lo hecho por Mbappé tampoco resultó indiferente a mitos del fútbol como Pelé, que vio como el francés igualaba varios de sus récords de precocidad en Rusia 2018. "Si Kylian sigue igualando mis récords voy a tener que ponerme las botas otra vez", bromeó el ex jugador brasileño de 77 años.
El alemán Jürgen Klinsmann señaló que Mbappé parece llevar ya "diez años" jugando para la selección francesa y su compatriota Lothar Matthäus, en su columna para dpa, lo postuló ya la semana pasada como uno de los candidatos a recibir el premio de la FIFA al mejor del mundo en la gala del 24 de septiembre y poner fin al monopolio de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo.
En medio de la euforia, sin embargo, su entrenador quiso poner algo de paños fríos. "Nunca lo sabes. Dos décadas atrás, David Trezeguet y Thierry Henry también tenían 20 años y no volvieron a ser campeones mundiales", dijo en alusión al título que "Les Bleus" ganaron en 1998.
Pero los que lo conocen aseguran que Mbappé no se una persona que se deje marear con facilidad por las luces. "En el campo no es un muchacho", señaló esta semana Paul Pogba.
Florent Malouda, ex futbolista francés, cree que Mbappé se siente incluso cómodo conviviendo con la presión. "Se siente aún mejor en este ambiente. Tiene el potencial de llegar al nivel de Messi y de Ronaldo. Si muestra la voluntad y se inspira en ellos, puede lograr lo mismo que ellos".