"Le gusta el fútbol y vive para el fútbol". Resulta paradójico que Gallardo, justo un obsesivo como Gallardo, un hombre que precisamente vive para el fútbol como Gallardo, lo defina así. Debe ser cierto entonces eso de que Ariel Mauricio Rojas "vive para el fútbol". El volante de River es un jugador raro, de los que hoy no abundan: mira partidos, le interesan los aspectos tácticos del juego, no le aburren las charlas técnicas. Al contrario.
Luego de llegar en 2012 a River y tener un comienzo irregular con Matías Almeyda, se consolidó con Ramón Díaz (logró el Torneo Final 2014) y con Marcelo Gallardo se convirtió en pilar fundamental de aquel primer equipo del Muñeco, el más vistoso para muchos. Aquella línea media (Sánchez, Kranevitter, Rojas y Pisculichi) salía de memoria y llenaba los ojos. Sudamericana 2014, Libertadores 2015, Recopa Sudamericana 2015, vueltas y vueltas y vueltas. Pero una ida: en julio de 2015 se fue al Cruz Azul. Dice que en lo futbolístico México le sirvió, que sumó experiencia, que en lo táctico es diferente, que los equipos apuestan y los partidos son abiertos, pero que nunca se olvidó de River, de lo que le tocó vivir en River, de Núñez, de Argentina. Y por todo eso volvió en febrero de 2017.
"Cuando jugás en equipos como River, que te demanda estar fin de semana tras fin de semana tratando de conseguir resultados, llegan momentos en que te agota. Pero también me pasó que en México extrañaba eso. Yo ya tengo la experiencia de lo que es alejarse de River, de este mundo. Entonces trato de valorarlo y disfrutarlo desde otro lugar porque ya sé lo que es cuando no lo tenés. Y, cuando no lo tuve, lo extrañé”, le cuenta el Chino a Goal.
-¿Hubieras vuelto si sabías que llegaría Enzo Pérez?
-En el momento creo que no me hubiesen llamado. Si Enzo hubiese llegado seis meses antes, en ese mercado en particular sólo había la posibilidad de dos refuerzos, entonces creo que hubiese sido difícil que yo en ese momento volviera a River. Pero las cosas pasan por algo, yo quería volver, se dio la posibilidad y estoy muy contento de haber vuelto.
-Por el modo en que te fuiste, ¿creés que por ahí el hincha tiene más la lupa puesta sobre vos?
-No lo sentí así. Cuando yo llegué me pude adaptar rápido y entrar enseguida en el equipo y en funcionamiento, me sentí muy cómodo y no lo pensé tanto. Yo sabía cuál era mi función, lo que podía aportarle al equipo y me tenía que dedicar a eso, no hacer nada que no había hecho antes.
-Pero venías con la vara muy alta.
-El equipo en lo colectivo dejó la vara muy alta por lo conseguido y por cómo se consiguieron las cosas, pero en lo personal yo venía tranquilo, a disfrutar y se dieron las cosas muy bien.
-¿Creés que a vos, a Ponzio y a Maidana se les exige más?
-La exigencia nace de uno más allá de lo que la gente quiere ver. Creo que por algo ellos llevan tantos años acá, ellos mismo se exigen siempre estar al nivel en el que vienen estando. Si ellos no hubiesen tenido esa mentalidad y se hubiesen conformado con lo que ya consiguieron creo que hoy no estarían acá. El fútbol es muy dinámico y muy exigente y uno siempre trata de mantenerse a un nivel. Es difícil pero esa es la idea. Lo que conseguiste, las alegrías que tuvimos y todo, ya pasaron y quedarán en la historia, en el recuerdo, son parte de algo que pasó y a lo que tenemos que apuntar es al presente y al futuro inmediato para tratar de mantenernos ahí arriba.