Colón - Por César Carignano

Viernes 26 de Enero de 2018 - 10:44 hs

Es momento de profundizar la búsqueda

Con refuerzos de nivel y una base que se pudo conservar de 2017, Colón tendrá un año con muchos desafíos deportivos, ya que volverá al plano internacional para jugar la Sudamericana.

Prensa Colón

Muchas veces asociamos equilibrio a quietud. Identidad a sostener una estructura inalterable. Pero no todos lo consideran del mismo modo. Para muchos el equilibrio y la identidad es una búsqueda permanente que se vale de estrategias puntuales más que de nombres inamovibles. Eso, amén de cierta confusión, puede ser un estímulo continuo para ilusionarse con estar o para no relajarse por el hecho de estar.

Por allí parece pasar la filosofía de Eduardo Domínguez, que a un año de su arribo se ha consolidado mucho más en la tabla que en su esquema. Este Colón ha sido tan productivo como cambiante en cuanto a nombres y propuestas en 2017.

Pareciera que el entrenador relee permanentemente su plantel y experimenta sensaciones nuevas en cada lectura. De allí que aun en momentos con todo el plantel a disposición ha modificado en post de un objetivo. Entendiendo por objetivo doblegar al rival no desde la estética sino desde la eficiencia. Eficiencia… esa probablemente sea la palabra que defina a este proceso.

Un proceso que estuvo cerca de no continuar, que ha modificado su estructura de trabajo –agregando gente- y que ha incorporado do marcando una búsqueda que dentro del plantel no ha terminado de encontrar: profundidad y volumen de juego ofensivo.

Convertir no siempre implica llegar con una idea sostenida y clara al gol. A veces es producto de una buena jugada aislada, de alguna interpretación extraordinaria individual, de una pelota parada o de un error grosero del rival. El Sabalero se ha nutrido bastante de esos recursos para marcar. Pero no ha mostrado sintonía de juego sostenida, amén de recurrir con insistencia a futbolistas de buen pie y que se sienten más bien con el balón que sin él.

A suplido, de hecho, mucha de esa ausencia de juego asociado con inteligencia táctica, con voluntad y mucha entrega. Herramientas que lo transformaron en un equipo respetado y complejo de vulnerar. No en vano, si uno pretende destacar actuaciones individuales, pensará primero en algún jugador defensivo ya sea volante o defensor.

Quizá sobre el cierre del año los resultados comenzaron a ser esquivos, comenzó a perder encuentros que ante ganaba y mucho tiene esto que ver con que es difícil sostenerse con aciertos esporádicos y dependiendo del cero en el arco propio. Aparecieron elementos habituales del fútbol como la virtud ajena o el infortunio que acarrearon traspiés y fue allí cuando las respuestas futbolísticas de siempre no alcanzaron.

Detalles que inclinan la balanza. A eso ha jugado mucho Colón. Habrá que aceptar que a veces no alcanza y que otras sí. Pero aferrarse a que la taba cayó más del lado propio para no hacer una sensata autocrítica sería un riesgo potencial. Es momento de profundizar la búsqueda para que los fundados logros obtenidos en el año que se ha ido –ingreso a la Copa Sudamericana, récord de partidos invictos consecutivos en Primera, haber perdido tan poco- puedan repetirse o mejorarse.

El desafío es estimulante, como el camino que se viene desandando, será preciso que cada uno ajuste su funcionamiento, que las incorporaciones –incluida la de Facundo Silva- potencien al resto y que el cuerpo técnico logre ensamblar las piezas para que Colón sostenga sus ansias de protagonismo con más herramientas.

Fuente: Diez en Deportes