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El constante aumento de los combustibles líquidos que acumula un crecimiento de precios que roza el 30%, acompañado por la escasez manifiesta de nafta en las estaciones de servicio parecen ser razones suficientes para que el segmento GNC tenga cada vez más clientes entre los automovilistas.

Según la cámara que agrupa a los proveedores del servicio, en abril y mayo las conversiones de vehículos alcanzaron la mayor cifra desde 2006 con 11.076 y 11.376 unidades modificadas de nafta a GNC, respectivamente, cuando el promedio no superaba las 7.000. De hecho, en casi un año y medio se sumaron cerca de 200.000 nuevas unidades al parque de autos a GNC, y a nivel global ya circulan casi dos millones de unidades impulsadas por este combustible.

“Ya no se trata sólo del diferencial de precio, que sigue pesando a la hora de la toma de decisión, sino también de la posibilidad de contar con combustible frente a los faltantes de los líquidos”, explicó Fausto Maranca, presidente de la entidad. “Un ejemplo claro se dio en el interior, donde el gas natural pasó a ser, por momentos, la única opción sobre la cual no hubo restricciones”, agregó.

Maranca mira el futuro de manera positiva. Sabe que el mercado descuenta nuevos aumentos para los combustibles líquidos. Y por eso afirma que su sector “Hoy es mucho más barato”. Asegura que al hacer un promedio del precio de las naftas super y premium, la diferencia es de alrededor del 70% / 73% a favor del GNC.

“A esto hay que agregarle que en los equipos de quinta generación hace que se obtenga un rendimiento del vehículo 13% superior con un metro cúbico de GNC que con un litro de nafta”, agregó Maranca.

Según los precios oficiales, el litro de nafta súper en enero en YPF –la mayor comercializadora del país– tenía un costo de $ 3,92. Hoy se vende a 4,82 pesos.
Mientras que durante el mismo lapso, el GNC cotizaba $ 1.29 hasta los $ 1.39 en julio.
Un equipo de GNC cotiza alrededor de los $ 6.000 y, la estimación es que se amortiza en menos de un año. “Depende del uso, entre los siete y los once meses”, añade Maranca.
Otro dato que señala como impulsor de su negocio es el faltante y los peligros de paro en la distribución de los combustibles líquidos. “Esto, a nosotros no nos puede pasar” asegura.
“El gas llega directo a las estaciones a través de un ducto y, si se corta implicaría también dejar sin gas a millones de cocinas y estufas que, cuando se habilite nuevamente, hay que revisar para saber si están cerradas. Esto es imposible”, advirtió.

Este crecimiento en la conversión de unidades nafteras a GNC también se reflejó en el consumo. Las estadísticas oficiales que difunde el Ente Nacional Regulador de Gas reflejan un notable crecimiento de las ventas del combustible durante el primer semestre.
Sobre la base de los datos entregados por las licenciatarias, la demanda del fluido en los primeros seis meses alcanzó los 1.315.863 miles de m3 de 9300 kcal, 27.213 más sobre los 1.288.650 del mismo período pero del 2010. El ente asegura además que el volumen despachado en las estaciones de servicio –algo más de 1.800– se acrecentó 3.6%, alcanzando ese mes los 228,87 millones de m3.

En diálogo con LT10, Carlos Schneider, responsable de OYRSA Santa Fe y presidente de la Cámara de Talleristas de GNC, expresó que “de a poco se va incrementando la colocación. Aún no tenemos la fluidez que teníamos en el año 2002-2003. La diferencia utilizando GNC es considerable. Estamos hablando de un 72% de ahorro. Una persona que hace 2000 km mensuales, ahorra 700 pesos”.

Consultado sobre cuánto cuesta el equipo de GNC, Carlos Schneider señaló que “para los autos de alta gama, de quinta generación, un equipo cuesta alrededor de 8000 pesos”.

Finalmente, el responsable de OYRSA Santa Fe sostuvo que “de aquí al futuro, hay gas de sobra. En lo que va del año, se inauguraron 120 nuevas estaciones de servicio”.