Sobre llovido mojado en Colón. El equipo santafesino cayó en Junín 1 a 0 ante Sarmiento, dejando no sólo otros tres valiosos puntos, sino, una pálida imagen futbolística y la ausencia de Pablo Ledesma de cara al clásico, ya que fue expulsado promediando el primer tiempo.
Película repetida. Una vez más el equipo entró dormido, sin ideas y hasta sin ganas; ante un rival apenas discreto, que en cuestión de minutos pasó de canillita a campeón. Tan previsible como irritante en los Sabaleros, que no aprenden la lección.
A los 12 minutos de juego, el “Verde” se puso en ventaja luego de una maniobra desafortunada que tuvo a Fornari como principal protagonista de la conquista, pero con una estrecha colaboración de Barzottini (cuándo no Barzottini) que terminó mandándola al fondo del arco de Broun. Qué manera de coquetear vilmente entre la ineptitud y el desgano para terminar regalando puntos o partidos.
Sarmiento tuvo así el tempranero premio sólo por sus mejores intenciones de arranque y le tiró toda la responsabilidad a un equipo que está con síntomas de “depresión deportiva inicial”. Y cuando se anda con el paso vacilante, con baja autoestima… un cachetazo es un golpe de nocaut.
En Colón la desesperación domina, el apuro contagia de forma impiadosa a los protagonistas y entre la desesperación y el apuro, se construye con poca imaginación y sin solidez. Sólo hubo este viernes algo de ímpetu y algunos arrestos individuales sacrificados. Muy poco como para quebrar la resistencia de un elenco de Caruso Lombardi, que hace un culto de sus limitaciones y rasca puntos en el fondo de la olla. Mucho más complicado aún para Colón, cuando se quedó con diez por la infantil expulsión de Pablo Ledesma, quien insultó a Espinoza, cuando el encuentro no había acumulado todavía media hora.
Así, el partido transcurrió entre idas poco convincentes de los rojinegros y el conformismo de los locales, entonces, el duelo apenas alcanzó el mote de discreto. Hubo tibias llegadas de un lado y tímidas del otro. Con poco juego y escaza profundidad, los Sabaleros quedaron otra vez presos de su propia impotencia, a esta altura muy alarmante... máxime teniendo en cuenta que se estaba en la antesala de un clásico.
Está claro que si no hay taleno, debe haber funcionamiento, compromiso y mucho más esfuerzo de todas las partes. Y aunque la crítica no será mucho mejor con estas virtudes, al menos la obra será más digna y un resultado positivo ante el modesto Sarmiento, hubiese estado un poco más al alcance de la mano. No pasó. Mejoró en el complemento pero no alcanzó.
Nueva derrota de Colón. No jugó y no sumó. El partido ante su eterno rival asoma como “la salvación”; una exagerada presión para un equipo que aspiraba a grandes ganancias y hoy cuenta monedas en una alcancía vacía. Mientras todo pasa y los dirigentes se pelean... a Colón en la cancha, se lo devoran los de afuera.