En Colón se recreó una atmósfera repetida en los últimos tiempos. Otra vez dudas, obcecación, desorientación y cambio de mando. Todo es urgente e improvisado. No hay proyecto. Sí, buena voluntad y honestidad. No es ningún mérito ni es virtud. Es obligación, aunque las instituciones estén jaqueadas por impúdicos y escamoteadores personajes. Insisto, sólo con ser noble y honrado no alcanza para conducir un “monstruo” de miles de cabezas como Colón. Claro que sirve, pero no alcanza. Se necesita capacidad para optimizar los recursos, renovar ideas, incrementar las ambiciones y por sobre todas las cosas, tener un rumbo fijo para intentar llegar a destino. Y el Sabalero está obligado a llegar a destino; pero sin minimizar el recorrido. Y si se improvisa, todo queda siempre más lejos y ese puerto puede resultar inalcanzable y al mismo tiempo inaceptable.
En el fútbol tenemos una desmedida consideración por el triunfo que nos hizo fuertemente competitivos y ahora las presiones son cada vez más grandes y obnubilan a todas las partes. El “ganar como sea” ocupa un lugar de privilegio en el mensaje final. Cómo si para ganar no fuera necesario ser mejor que el rival. Cómo si para alcanzar el triunfo no fuera más fácil jugar bien. Y entonces, a la mezquindad se la confunde con capacidad, y el desprecio por el balón pasó a ser sagacidad. Todo vulgar dentro y fuera de la cancha. El espectáculo es ordinario y el rumbo desconocido. Así, para algunos “rascar” puntos se transformó en una campaña excelente, que contrasta con la ojerosa imagen que deja el equipo.
Cuando cambias con tanta virulencia los técnicos (se viene el tercero en los últimos cuatro meses) es porque el problema es superior al hombre del buzo, por lo que más tarde esa intolerancia recaerá en las débiles espaldas de los inexpertos y alborotados” dirigentes. ABC de un fútbol contaminado y viciado de exitismo; con un torneo largo que cambió la longitud del calendario pero no la locura que reina en el ambiente.
Mientras tanto, en el barrio Centenario, los días se consumieron sin ideas, sin capacidad, sin experiencia y hasta insólitamente sin estado físico. Así obviamente la frustración devora todo. Hoy, el rival más difícil de Colón es Colón. Y a veces, es casi imposible luchar contra uno mismo. Es hora de cambiar. Hay tiempo y distancia… esa que le faltó a varios jugadores en el primer semestre del año. No estar apto siendo profesionales de la pelota no es tema menor. Raya la falta de respeto. Es como si un actor en una obra de teatro no supiera la letra. La comedia se transforma en un grotesco drama. Las responsabilidades fueron compartidas. Basta de improvisados en Colón. Definitivamente basta!!!
El egoísmo y la ambición es un plato que en el Sur de la ciudad no se tolera más, aún, cuando probablemente esta vez todos tengan las manos limpias. Convendría no abusar tirando de la cuerda más de la cuenta. Tenga cuidado Señores, en algún momento se puede volver a cortar
Hoy - Columna de opinión
Martes 09 de Junio de 2015 - 11:56 hs