LT10 - El tablero opositor

Domingo 07 de Junio de 2015 - 11:12 hs

La inflexibilidad PRO que frena el acuerdo con el massismo

El macrismo siempre dio señales de que no pensaba pactar con el líder del Frente Renovador; sólo le interesan algunos intendentes. La mirada del kirchnerismo y su plan de contingencia ante la posibilidad de una alianza.

 -Sergio está en baja. Y Mauricio sube. La única que le queda es bajarse, como hicimos nosotros en el 2013

-¿Y no ser candidato en el 2015?

-Pasar de esta elección. Nosotros crecimos del 10% al 25% en un año y Sergio bajó de 30% a menos de 20% en el mismo tiempo y con pronóstico de seguir cayendo. Está claro: los que le peleamos la elección al kirchnerismo somos nosotros

-Pero entonces la propuesta de ustedes a él, ¿es bajarse de todo?

-De todo. Absorbemos a su gente en nuestras listas y él nos apoya desde afuera si quiere. Se tiene que sacar la banda (presidencial) que tiene dibujada en el pecho

- ¿Y candidato en Tigre?

-(piensa)...podría ser. No lo habíamos pensado

Este diálogo entre el periodista y uno de los principales hombres de PRO no tuvo lugar hace pocas horas, sino en la última semana de febrero. Es un evidente reflejo de que Mauricio Macri y su gente nunca cambiaron de opinión durante los últimos cuatro meses acerca de un posible acuerdo con Massa. Siempre apostaron a que el líder del Frente Renovador (FR) abandone la carrera presidencial. Nunca pensaron seriamente otra posibilidad.

Para ser justos, debiera decirse que tomaron medidas para alejarse todavía más de Massa, incluso en forma indirecta. La decisión de no llevar a Carlos Reutemann como candidato a vicepresidente –hipótesis que hace dos meses era una certeza en PRO y que el viernes quedó definitivamente sepultada con el anuncio de la candidatura a senador- fue una señal que debieron haber leído no sólo Massa sino todos aquellos, especialmente el poder económico –léase el establishment-, que trabajaron esta semana para una acuerdo entre el macrismo y el FR.

Hasta anoche los contactos entre ambas partes se habían congelado el viernes a la mañana. En verdad, cualquier hipótesis de entendimiento, tal como lo confirmó ayer públicamente Francisco de Narváez, naufragó en la insólita cena que protagonizaron el propio De Narváez como anfitrión, Massa y Jaime Durán Barba, el ecuatoriano que más lejos ha llegado en la política argentina en toda la historia.


El fin de semana Massa suspendió todas las reuniones para estar junto a su hijo Tomás, que el sábado celebró su cumpleaños


Lo que debía ser una supuesta mesa de negociación, derivó en una discusión entre el candidato a Presidente y el asesor de otro candidato a jefe de Estado, sobre la decisión que debía adoptar el primero de ellos. O dicho de otro modo: en la batería de argumentos que esgrimió Durán Barba para que Massa se baje. Calificar la escena como insólita es casi un elogio.

Nadie sabe por estas horas que hará finalmente Massa, por la sencilla razón de que ni el propio postulante ha llegado a una conclusión final sobre su futuro inmediato. En las filas del FR cunde la desazón y el desánimo. "Hace cuatro meses nos repartíamos los ministerios. Hoy debatimos si hay que seguir o bajarse", explicaba ayer una fuente allegada al comando central que el massismo tiene en el edificio de las Naciones, situado en el corazón de Tigre.

Del lado de Macri tienen desplegado un plan para avanzar sobre los cuatro nombres que le interesan del massismo: Gabriel Katopodis (el intendente de San Martín que todo el mundo suponía ya en el FPV, pero que todavía sigue en el FR; en el macrismo dicen que nada está perdido), Luis Andreotti (San Fernando), Luis Acuña (Hurlingham) y Joaquín de la Torre (San Miguel) posible candidato a vicegobernador de María Eugenia Vidal.

Desde el punto de vista de la campaña, valoran el carácter independiente y de coherencia que brindó Macri frente a las presiones de un acuerdo con Massa. "Los mercados no entienden de política" es una frase que nunca imaginaron que diría públicamente un candidato de PRO. Trataran de sacarle el rédito a que el jefe de Gobierno aparece como fuerte ante las presiones externas. "Les quitamos a Cristina y al kirchnerismo, sin quererlo ni buscarlo, la bandera de que sólo ellos enfrentan a los poderosos entre comillas", dicen en PRO.

Otro capítulo que también debe ser materia de análisis es el espectáculo poco favorable que brindó la oposición en los últimos siete días. No sólo los opositores políticos al modelo kirchnerista sino también todos aquellos que, con las mejores intenciones, intentaron unir públicamente a Macri y Massa sin reparar en la posibilidad de que esto no sucediera. Probablemente entre los defectos de la operación haya que señalar en primer término un inesperado desconocimiento de lo que pensaba el macrismo sobre el tema.

En esta misma columna se planteó hace una semana la incertidumbre electoral de Massa, comentando que entre varias posibilidades que tenía y tiene el candidato, claramente no figuraba una entendimiento con Macri. El rechazo de PRO a esa posibilidad era público, firme y claro. El propio Durán Barba lo había escrito hace 8 días en Perfil al criticar la alianza de todos detrás de la candidatura de Aída Ayala en Chaco. ¿No lo habían leído?

"La verdad, no nos esperábamos esto; menos que la disputa sea tan pública", dicen en el kirchnerismo y recuerdan las reyertas de la oposición en el 2011 ( Duhalde-Rodríguez Saá). Por si acaso tenían (y tienen planes) de cambio de candidaturas –sobre todo en la provincia de Buenos Aires- ante la eventualidad de un Massa candidato a gobernador de Macri.

En el sciolismo la lectura también es a favor. " Es verdad que Macri gana como marca registrada por enfrentar a las presiones, pero su definición sobre que los mercados no saben de política es una crítica a la creencia del mundo económico que sin un acuerdo con Massa nosotros podemos ganar en primera vuelta y eso nos consolida" explican.

Habrá que esperar. Falta cada vez menos; para el miércoles 10 y para el sábado 20, día en que todos presentarán sus candidatos.

Para el primer capítulo de las elecciones -las PASO del 9 de agosto- falta más tiempo: casi dos meses, una eternidad en Argentina.