Hoy - Columna de opinión

Sábado 06 de Septiembre de 2014 - 13:51 hs

La Salle comienza a escribir un nuevo capítulo de su historia

Actualizado: Martes 08 de Marzo de 2016 - 01:42 hs

 Quedó demostrado que un grupo de personas puede unirse en pos de un objetivo, aceptar roles, cooperar y servir de ejemplo para sociedades menos numerosas. La Salle sigue siendo la más extraordinaria expresión colectiva de espíritu de potrero, cabeza fría, corazón caliente, comunión grupal, determinación, coraje y apego por la gloria. Con sabia y necesaria actitud vaciada de egos y con un sello que los distinguirá para siempre. Este grupo de “buenos muchachos lasallanos” logró emocionar y le dejó a nuestra sociedad un ejemplo valioso en épocas de tanto individualismo: primero el "nos" y después el "yo". Cada uno dejó el lucimiento personal por el bien colectivo. Los resultados están a la vista.

Hoy sigue siendo un equipo con hambre, reparto de esfuerzo, solidaridad y una disciplina fuera de la cancha muy poco habitual en estos tiempos modernos. Hay buenos jugadores, amigos, conscientes de la necesidad de seguir escribiendo la historia. Aquella que con trazo fino comenzaron a bosquejar los Carlos Iparraguirre, "Flaco" Romero", Sabatini, Penciero, Rubén Sabena, Daniel Rahiel, "Patón Aguirre", Mario Cuestas, Montemurro, y tantos otros verdaderos soñadores de nuestra infancia. En ellos están algunas razones del virtuosismo alcanzado en este histórico 2014, con la increíble capacidad y disposición para conjugar tantos años de esmero y de mucho trabajo, en un espíritu colectivo tan extraordinario que a todos nos contagia y nos enorgullece en estos días.

Es cierto que nada garantizará el éxito futuro y más aún si se trata del canibalismo de un fútbol con tinte profesional; sin embargo algunas conductas merecen distinguirse en tiempos tan líquidos y exhibicionistas. Estos pibes ya ganaron. Ellos son el éxito en sí mismo. Con poco ya hicieron mucho y van por más. El mundo del fútbol está atravesado constante y perversamente por demasiadas ingratitudes. Bien vale que este momento se disfrute a pleno, cualquiera sea el destino final de La Salle en el nuevo Torneo Federal B.

Sobra humildad, serenidad y grandeza. El plantel tiene carácter, futbolistas con identidad y el temperamento de aquellos valientes que se rehúsan a ser meros espectadores de dicho destino. Pero como todo eso, posiblemente fuera insuficiente para derrotar a las grandes potencias, también nos sobra valentía para representar dignamente estos colores.

“El Jobson”. El equipo del colegio. Nuestro pequeño mundo vuelve a ser feliz jugando a la pelota. Este domingo se levantará con campanas como todos los días anunciando el inicio de una nueva etapa. Esta vez será la campana sonora de la emoción sin par del fútbol de alto nivel, la que marcará el ingreso a un nuevo y cotizado escenario. Llegó la hora de ir a cosechar experiencia en terrenos hasta hoy desconocidos. Qué lindo es ser de La Salle y mucho más, si juega un domingo a la tarde, a la hora en que lo hacen los grandes.

Permiso Sacheri, pero “me van a tener que disculpar”… ¡¡¡Vamos colegio carajo!!! es mi grito estrangulado por una camiseta que me enseñó valores y me cobijó con afecto. Eduardo Galeano dice: "La utopía está en el horizonte. Cada vez que camino dos pasos, se aleja dos pasos. Y por mucho que camine, jamás la alcanzaré. ¿Para qué sirve la utopía? Para eso. Sirve para caminar". Y La Salle desde este domingo comienza a desandar nuevos caminos, inventando otra esperanza para volver a perseguir sus viejas y tan necesarias utopías futboleras.