En diálogo con LT10, Javier Beltramone, juez penal de Rosario, expresó que “el nuevo sistema de audiencia achica las posibilidades de mentir porque la declaración se hace frente a la contraparte. El relato tiene que ser concordante con la prueba. En el caso de esta anciana hay un gran trabajo del ministerio público de la acusación y del servicio público de la defensa”.
Además, Javier Beltramone agregó que “los abogados se van a tener que acostumbrar a que no les sirve más traer un testigo falso. En la oralidad se puede comprobar que un testigo muerte”.
En el caso de la anciana que mató al ladrón dentro de su casa, el juez penal de Rosario sostuvo que “esta mujer estaba por sufrir un ilícito, utilizó un medio proporcional para defenderse y no provocó la reacción del agresor. Se cumplieron todos los requisitos básicos de la legítima defensa. Además, hubo legítima defensa privilegiada porque ocurrió en horas de la madrugada. Esto no significa que la gente salga a la calle a matar a los ladrones. Si a uno le roban dentro de su casa con un arma de fuego se puede defender con un arma. Ahora, si a uno le arrebatan una cartera en la calle y mata a un malviviente con un arma, no hay proporcionalidad; no hay legítima defensa”.
"Me acordé que tenía que levantar el seguro para que saliera el tiro y fue tal la fatalidad que se lo di". Con la voz quebrada, Irma K. terminó la frase a duras penas al declarar ayer en la audiencia por el homicidio de su vecino Oscar Alberto Muñoz, un joven de 26 años que irrumpió para robar en su casa de Centeno al 100. La jubilada de 77 años llegó al juicio acusada y en libertad, y contó muy conmocionada su vivencia de aquella madrugada del lunes 17 de febrero. Tras ello, en apenas media hora resultó sobreseída al considerarse que actuó bajo todos los requisitos legales de la legítima defensa. Es el primer caso cerrado del nuevo sistema penal en Rosario.
Sus palabras fueron la mejor defensa para Irma K. Si bien existía cierto consenso entre el defensor oficial y la fiscalía acerca de que actuó en legítima defensa, debían completarse ciertos trámites formales. Por eso ayer a las 9 fue citada a una audiencia imputativa para que respondiera sobre la muerte de Muñoz. El acto fue presidido por el juez Javier Beltramone, que luego de escuchar el relato de la mujer y las propuestas de las partes le dictó el sobreseimiento. Así, el caso quedó cerrado en una semana cuando bajo la vieja modalidad su resolución hubiera llevado meses.
Se va sin reproches. La mujer, que es viuda desde hace cuatro años y vivía sola, quedó libre de reproche penal. Se fue acompañada por su hijo, con quien planea mudarse a La Plata luego de la dramática situación que vivió el lunes pasado alrededor de las 5.30. Entonces la despertaron unos ruidos en el patio de su casa y los gritos de dos ladrones que violentaban el picaporte y un vidrio de la puerta.
La mujer tomó un revólver Italo Gra calibre 32 largo que le había regalado su marido para que se defendiera y que ella guardaba en una mesa de luz. Disparó dos veces. Uno de los plomos salió por el vidrio roto de la puerta e hirió a Muñoz, un joven con antecedentes penales y domiciliado en el barrio a quien la bala le ingresó por el hombro derecho y le provocó la muerte por hemorragia tóraco abdominal.
La audiencia de ayer arrancó con el planteo del fiscal Pablo Pinto, quien acusó formalmente a Irma de un homicidio agravado por el uso de arma de fuego. Entre las pruebas de la causa citó el acta policial de aquella madrugada, cuando Irma hizo entrega del arma a la policía y afirmó haber disparado dos veces. En efecto, un plomo quedó en el cuerpo de Muñoz y un segundo proyectil fue hallado en el patio. También se halló una barreta de hierro y una bolsa de nailon negro que llevaban los asaltantes. Y dos vecinos atestiguaron haber escuchado la irrupción de los ladrones en la casa y los insultos a la mujer.
"Yo estaba durmiendo. Eran como las cinco de la mañana. De repente siento unos ruidos terribles, salto de la cama y pregunto quién es. Ya estaban rompiendo el picaporte", comenzó a relatar Irma, visiblemente nerviosa, acompañada por el defensor oficial Francisco Broglia. Pidió disculpas antes de repetir la respuesta: "Vas a ver vieja puta quién soy yo", recordó que le dijeron. Y, como había contado antes a los medios de prensa, dijo que en ese momento uno de los ladrones habló de "un chumbo" y así se acordó del revólver que guardaba en la mesita de noche. "Yo no sabía quién era. Empecé a gatillar y no me salía. Me acordé que tenía que levantar el... ¿cómo se llama?", preguntó haciendo un gesto con las manos, y le precisaron que se refería al seguro del arma.
Fatalidad. "Tenía que levantar el seguro para que saliera el tiro y fue tal la fatalidad que se lo di", dijo Irma con la voz en un hilo e hizo una pausa para llorar, en medio de un silencio solemne en la pequeña sala. "No sé por dónde habrá salido la bala. Me gritaron «hija de puta». Me fui corriendo para la cocina y tiré otro tiro. Vi arriba del techo que cuando uno cayó el otro se fue", siguió. "Yo no los conocía, no conozco a nadie en el barrio más que buenas tardes, buenos días. Una semana antes me quemaron el departamento de atrás. Supuestamente eran ellos mismos", declaró.
No hubo repreguntas. Beltramone consultó a la defensa si iba a realizar algún planteo respecto de la calificación legal que le atribuyeron al principio de la audiencia. Broglia la cuestionó y planteó que el caso es una típica situación de legítima defensa. El fiscal Pinto estuvo de acuerdo —"los argumentos son atendibles y compartimos la posición", dijo— y luego de cinco minutos de receso el juez volvió a la sala con una decisión tomada. Si bien consideró acreditada la autoría del crimen, resolvió sobreseer a la mujer. Contra lo que pueda alentar el discurso "justiciero" con más sed de revancha que de justicia que giró en torno al caso, se demostró que en esta ocasión la reacción de Irma fue justificada.
Según enumeró el juez, se dieron todos los requisitos que la ley exige para la legítima defensa: una agresión ilegítima en hora nocturna, el uso de un medio racional para repeler ese ataque y la falta de provocación previa por parte de la mujer. "La ley no pide actos heroicos sino que la persona se defienda. Está claro que no quiso matar a persona alguna y queda relevada por el carácter justificativo que le da a su acto el Código Penal", cerró Beltramone la audiencia, de la que Irma partió del brazo de su hijo y con la decisión de dejar el barrio atrás.
Hoy - El juez y el caso de la anciana que mató a un ladrón
Miércoles 26 de Febrero de 2014 - 10:26 hs
“Se cumplieron los requisitos de la legítima defensa”
La nueva Justicia penal absolvió en una semana a la mujer rosarina de 77 años que terminó con la vida de a un joven de 26. La anciana se mudará de Rosario a La Plata, donde vive su hijo, para evitar represalias.
Fuente: La Capital/LT10