Cambiaron de entrenador, de capitán y jugadores. Están con problemas internos por malos comportamientos, sólo ganaron un partido en el Rugby Championship y perdieron el tercer puesto en el ranking IRB. Aunque el concepto no les guste a los jugadores argentinos, la realidad muestra que Australia está atravesando un momento muy delicado. Los Wallabies llegaron a la Argentina -el partido se jugará mañana, desde las 19.40, en Rosario- con un desafío mayúsculo: no quedar en la última posición del certamen.
Como en un duelo de parábolas, uno crece y el otro baja. Mientras los Pumas van de menor a mayor y su crecimiento -aunque con vaivenes- se profundiza semana tras semana, el rendimiento de los Wallabies va en caída libre; incluso, por momentos parece haber perdido su identidad.
La caída estrepitosa en la serie con los British and Irish Lions terminó el irregular ciclo de Robbie Deans luego de cinco años; Australia sólo ganó un torneo bajo su mando, el Tri Nations 2011, título que no lograban hacía una década. Las críticas por los magros resultados y un plantel con profundas divisiones provocaron la salida de Deans. El encargado de reconstruir al equipo dos veces campeón del mundo fue Ewen McKenzie (el ex Wallabie vistió la camiseta de su país en 51 tests). El multiganador entrenador llegó con un discurso de paz, pero de tolerancia cero.
Con un plantel menguado por las lesiones, McKenzie se propuso recuperar el orgullo perdido y renovarle el crédito de principal rival que históricamente tuvieron los All Blacks. Nada de esto sucedió. Lejos de su juego dinámico y explosivo, marca registrada de los de amarillo, hasta ahora se vio en la cancha a un equipo temeroso, sin respuestas ni identidad.
Encima, los problemas internos siguen presentes. En una de las medidas más polémicas, McKenzie decidió sacarle la capitanía al extraordinario medio-scrum Will Genia; incluso, lo mandó al banco de suplentes dos partidos. Eso cambiará en el partido final del Rugby Championship, ya que el head-coach decidió volver a incluirlo en el 15 titular. Pero después del agónico triunfo ante los Pumas por 14-13, en Perth, James O\\'Connor intentó abordar un avión en evidente estado de ebriedad y fue desafectado del plantel. Ayer, la federación australiana terminó el vínculo con el talentoso back, pese a ser una de las grandes estrellas oceánicas.
En lo que va del año, Australia ganó sólo dos partidos: ante los British Lions y el mencionado frente a la Argentina. Después sufrió seis derrotas: en junio con Lions, en dos oportunidades, y suma cuatro en el Rugby Championship: Nueva Zelanda (2) y Sudáfrica (2). Los magros resultados también decretaron la caída en el ranking de la International Rugby Board, donde descendió al 4° lugar, superado por Inglaterra. Demasiado para un equipo con sus aspiraciones y su historia.
Así llegó Australia a nuestro país. Como antecedente también se destaca el hecho de que los Wallabies son el único seleccionado de los tres gigantes del Sur que sucumbieron ante el poderío albiceleste. La Argentina se impuso en cuatro oportunidades, tres de ellas en Buenos Aires (en 1979, por 24-13; en 1987, por 27-19, y en 1997, por 18-16) y la restante en Brisbane, en 1983, por 18-3. Australia ganó en 15 ocasiones y empataron una vez.
"Sabemos que va a ser muy difícil. La Argentina, cuando juega como local, es muy física, tiene mucha determinación. Es un equipo con mucha pasión. Cualquier equipo del mundo sabe que cuando viene aquí es un partido muy duro. Jugamos en Rosario el año pasado y logramos ganar, pero sabemos que es muy difícil", dijo en la semana McKenzie.
Pese a las turbulencias, se trata de un rival de jerarquía que, en la Argentina, intentará encontrar el sendero que lo vuelva a depositar en el lugar que su historia amerita..