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 "Trullet no me saludó cuando se despidió uno por uno de todos los integrantes del plantel y eso me sorprendió y me dolió mucho, pero ya lo voy a arreglar personalmente y en privado con él", disparó Castro en una entrevista con el programa radial Deportivo Télam.

"A Juárez ni siquiera lo dejó ingresar al vestuario, pero nosotros pensamos que era porque quería hablar a solas con él, pero eso no ocurrió. Por eso nosotros no dijimos nada ni nos solidarizamos con Iván, ya que nos sorprendió la situación", amplió.

El ex Instituto, de Córdoba, resaltó que los jugadores de Atlético Rafaela "no son camarilleros ni voltean técnicos. Pero tampoco somos amigos de Trullet. Y además todos sabemos lo que cobrar cada uno, porque acá también se estuvieron haciendo comentarios con mala leche al respecto".

"No tengo problemas en decir que no supimos respaldar a Trullet dentro de la cancha y que nos distrajimos en los últimos minutos de los partidos con All Boys y Olimpo y por eso los perdimos sobre la hora", admitió.

"La relación se desgastó entre el plantel y él como puede ocurrir en una pareja con el paso del tiempo. Pero no fuimos para atrás ni nos hicimos los boludos para que Carlos se fuera", aclaró.

Castro acusó al "exitismo" de haber terminado con un ciclo de 103 partidos de Trullet al frente de Atlético Rafaela, porque "eso es lo que rige hoy al fútbol argentino y el que cae siempre es el entrenador. Pero no hay que sumirse en lamentos y seguir adelante".

"Hoy llegó Rubén Forestello para reemplazar a Carlos y el hecho de conocernos bien a todos y haber sido compañero aquí mismo de Juárez y Lucas Bovaglio es muy importante, porque más allá de lo que se diga, nosotros estamos unidos para sacar esto adelante", avisó.

En la antevíspera Trullet le había confiado a Deportivo Télam que se llevaba con él "toda la mierda" y que hoy en día "los que mandan en los clubes son los jugadores".

Y señaló que su intención era continuar en el cargo pese a la tercera derrota consecutiva sufrida frente a Unión, pero que los dirigentes le dijeron que debía irse, por lo que "el aspecto económico" fue lo único que consensuó con ellos al dejar la función.