El estadio 15 de Abril estuvo nuevamente repleto para bancar a Unión en medio de la crisis deportiva, que en la previa se había llevado puesto a la secretaria técnica. El DT Gustavo Munúa se jugaba su continuidad y, pese a que había perdido el crédito de la mayoría, siempre se mantuvo firme y convencido en revertir esta historia.
En conferencia reconoció que fue respaldado por el presidente Luis Spahn, pero internamente sabía que otro resultado hubiera sido lapidario para su continuidad. Con el 2-0 ante Estudiantes, el Tate calmó las aguas, porque le puso fin a la sequía en esta temporada, donde solo tenía tres puntos producto de tres empates. Pero no fue lo único, ya que volvió a ganar después de nueve partidos.
Los jugadores le respondieron al técnico en un momento crucial y límite. Una forma de encontrar confianza en busca de la levantada. Eso sirve para trabajar con un mejor semblante pensando en el duelo en el Gigante de Arroyito ante Rosario Central, que viene de ser goleado por Sarmiento.
Está claro que Unión tiene mucho por mejorar todavía, pero al menos ganar disipó los aires negativos. Queda una vez más claro que, cuando la pelota entra, la cosa cambia para bien. Una forma para tratar de pegar impulso en un camino que arrancó a los tumbos.