Miguel Ángel Russo y Rosario Central vuelven a encontrarse como esos matrimonios que nunca olvidan las cenizas que dejaron sus fuegos. Y lo han hecho, casi siempre, en situaciones que lejos están de emparentarse con el paraíso. Por el contrario, salvo las primeras experiencias, los caminos han estado plagados de espinas y buenas intenciones.
A los 66 años, el experimentado DT tiene la difícil premisa de poner en cancha un equipo competitivo que vuelva a generar protagonismo a nivel local y retomar la senda hacia las copas internacionales. Para su misión, y más allá de la experiencia que reclama a gritos, volvió a refugiarse en su pasado xeneize, a fin de rescatar aquellas promesas que puso en observación cuando fue entrenador, trazando nuevamente hilos con un club que le dio tres alegrías con vuelta olímpica.
La muy buena relación que mantiene con Juan Román Riquelme es una carta fuerte que el DT está decidido a aprovechar, diferenciándose de Carlos Tevez, que tuvo ese mismo impulso aunque sus pedidos se llenaron de respuestas negativas. Este parece ser otro contexto, donde el que arriesga puede ganar y es por eso que en la cartita a Papá Noel le escribió una lista con algunos futbolistas que cree pueden encajar con su proyecto deportivo.
Esteban Rolón, Agustín Sández, Agustín Almendra y Luis Vázquez son los que le interesan y, complejidades al margen, le sugieren confianza y conocimiento de un grupo de futbolistas a los que indudablemente les propicia un marco de crecimiento, sabiendo a la perfección -como plus- cómo son los pasillos y cuáles las obligaciones de jugar en Boca o Rosario Central.
Con Rolón, Russo compartió muy poco ya que el futbolista aterrizó procedente de Huracán poco antes de su salida de la institución de la Ribera. Con el resto tuvo una historia de más líneas por contar. A Vázquez lo hizo debutar en Primera División e increíblemente el delantero tuvo su bautismo de gol en el primer partido luego de que Miguel se marchara del banco de suplentes. El 9 inició allí una muy buena racha que le garantizó continuidad y el aplauso permanente de la Bombonera.
Agustín Almendra, en tanto, fue parte de un mediocampo que utilizó junto a Medina y Varela y que ilusionó a sus hinchas por ser proyectos genuinos de las Inferiores. En el caso de Sández, era parte de la Reserva y también le dio la chance del salto, pero comenzó a tener más minutos con Battaglia y más tarde con Ibarra -alguna vez fue utilizado incluso como segundo central.