El fin de semana pasado en el fútbol infantil de Bovril, en la provincia de Entre Ríos, se dio un hecho para resaltar. Un chico de Sauce de Luna se retiró del campo de juego llorando y dos jugadores de Deportivo Bovril se acercaron y lo consolaron, en una imagen que quedó registrada por los presentes.
Sin dudas, fue una postal ejemplificadora que deja mucho por aprender de los pequeños deportistas.
"Esto es un deporte, muchas veces de grandes se vive al máximo. No es la vida o la muerte, se trata de seguir una línea de respeto y diversión. La pasión se va adquiriendo a medida que vivamos muchas experiencias, buenas o malas. Aprender de ellos, no es malo, nunca es tarde para aprender", señalaron.