En medio de la pandemia del coronavirus en ensayista y filósofo Santiago Kovadloff reflexionó sobre las dificultades que representa la cuarentena en el orden de las relaciones y la angustia que genera esta situación. En un pantallazo general explicó cómo es transitar la cuarentena y cómo nuestra casa que es un lugar elegido por cada persona se transforma en el lugar de reclusión no elegida.
En diálogo con LT10, el especialista explicó que "es algo más complejo estudiar esta situación ya que siempre es más fácil analizar objetivamente una realidad que guarda distancia, que le pasa a terceros pero, en este caso, también soy protagonista y sólo haremos conjeturas".
En primer lugar Kovadloff explicó que "la casa es el primer punto que cambia en esta cuarentena".
"La reclusión cambia el paisaje externo en el momento que se convierte en un espacio prohibido. Esto altera el significado de nuestro hogar. Nuestra casa deja de ser el lugar elegido para transformarse en el lugar no elegido y donde estaremos cautivos y nada tendrá el mismo sentido ya que no hay elección. Tenemos que enfrentar el desafío de una transformación radical de nuestra vida cotidiana. Da lo mismo si es jueves o domingo. Hay que recrear constantemente la cotidianidad", reflexionó.
En otra parte de la charla el especialista explicó que "los límites geográficos desaparecieron y es un problema global en todo el mundo".
"En muchos casos las personas que se encuentran en diferentes puntos del mapa ya no se llaman para consultarse sobre la singularidad de la vida de cada uno sino que se le pregunta como llevan el mismo problema que le pasa a uno", destacó.
Kovadloff consideró que estamos ante una evidencia para esta cultura global dado que también se ha globalizado el mal, "tan cosmopolita y sin fronteras es todo que hemos contraido unánimemente toda la especie humana un mismo mal y se han rehabilitado criterios que habían dejado de existir: se cerraron las fronteras, aislamiento de un país a otro, peso enorme de la impredicibilidad de la vida en una cultura que ha hecho de la previsión su bandera primordial de progreso, el tiempo y el espacio como disueltos por la teconolgía como barreras que impedían la simultaneidad del contacto entre personas alejadas vuelven a tener un peso enorme, una auténtica revolución perceptiva, de hábitos y posibilidad de plantearnos una pregunta primordial: ¿seremos capaces de transformar la adversidad en aprendizaje no sólo para enfrentar la vida de cada día en estas circunstancias sino para hacer de nuestra cultura algo más que un vértigo incesante donde el tiempo es una herramienta para correr y correr y alejarnos de nuestra intimidad?".