Hace años que el Blue Monday se considera un hecho. Y a pesar de las campañas que luchan contra esta fecha considerada como "el día más triste del año", hay un fondo de verdad.
Los expertos examinan las causas de este estado de tristeza generalizada y tratan de comprender la razón del malestar para proporcionar una guía que nos permita enfrentar la cuesta de enero con energía y prepararse para el nuevo año con positividad. Igual en la mayoría de los casos especialistas afirman que no es real la existencia de este día y sus consecuencias.
¿Por qué Blue Monday?
El origen de Blue Monday es bastante reciente y se remonta a una nota de prensa lanzada en 2005 por la televisión Sky Travel que, gracias a una ecuación que tenía en cuenta algunas variables atribuibles al concepto de felicidad, afirmó haber calculado la fecha del día más triste del año: el tercer lunes de enero. Aunque no se trate de un cálculo de precisión científica, hay algo que hace que este lunes en cuestión sea particularmente difícil de soportar.
A pesar de la ecuación original, las causas que contribuyen a que Blue Monday sí exista, están dictadas por una conjunción de eventos: bajas temperaturas (claramente no en esta zona), disponibilidad económica limitada (entre Navidad y rebajas), la distancia que nos separa de las próximas vacaciones (Pascua), aumento de peso y negligencia después del período de vacaciones, bajón de energía como consecuencia fisiológica del gran gasto del último mes.
¿Están todos afectados por Blue Monday?
Aunque Blue Monday es idealmente un momento de malos tiempos para cualquiera, no todo el mundo se ve afectado de igual manera. Quienes son particularmente sensibles a esta fecha son, de hecho, aquellos que experimentan situaciones de mayor precariedad, tanto desde el punto de vista laboral como personal.
No es casualidad el hecho de que a sufrir sean principalmente millennials y centennials, cuyas cuentas corrientes y seguridad laboral están continuamente sometidas a pruebas duras. De la misma manera, sufren más aquellos que están experimentando una situación de crisis personal.
Lo que hace la diferencia en la mayoría de los casos es la actitud con la que enfrentamos grandes y pequeñas dificultades. Si de entrada ya nos creemos vencidos, el hecho de ver nuestra cuenta en mínimos históricos ciertamente no es reconfortante y la aguja de la balanza que nos pasa la factura de las celebraciones navideñas, ciertamente no son reconfortantes. Tomar conciencia de que estas no son situaciones irresolubles y que, en gran medida, dependen precisamente de nuestra fuerza de voluntad, debe motivarnos a arremangarnos para superar los problemas diarios con método, perseverancia y, sobre todo, buen humor.