Susana todos los días se gana la vida atendiendo en una panadería ubicada en el norte de la ciudad. Pero la cosa no está simple. Lo que debería ser un trabajo normal, se volvió complicado en los últimos meses. El local donde atiende fue blanco de tres robos en sólo dos meses y, en los tres casos, los delincuentes estaban armados.
Ayer por la noche, mientras Susana atendía junto a una compañera, un ladrón armado ingresó al lugar y a punta de pistola pidió que le den todo el dinero que estaba en la caja. Susana pudo esconderse a tiempo y sin que el delincuente la vea pudo dar aviso a la policía de lo que estaba sucediendo.
“Fue una situación espantosa y no es la primera vez que pasa. Por suerte no pasó a mayores. Ya nos robaron tres veces", dijo la mujer a LT10.
Todo sucedió cuando la mujer estaba terminando su turno y su compañera ya estaba atendiendo mientras ella preparaba las cosas en el fondo del local para irse.
"Escuché el grito de mi compañera y automáticamente me di cuenta que le estaban robando. Me fui para atrás y llamé al 911. No sabía que hacer. Primero atiné a ayudarla pero luego me di cuenta que era mejor esconderme y llamar a la policía", explicó Susana.
Con respecto a las situaciones de violencia la panadera dijo que “son constantes y nunca se sabe en que momento te van a robar todo”. Para finalizar afirmó que “es difícil trabajar así y lo que se necesita es más seguridad por la zona”.