Daniel Córdoba, entrenador de Colón en la Copa Libertadores de 1998, donde el equipo llegó a cuartos de final, recordó por LT10 (AM 1020) la participación del equipo en el máximo certamen continental y arrancó diciendo: "Viene a la memoria que lo que más amé en los seis meses que estuve en Santa Fe fue entrar a una cancha y dirigir al equipo rojinegro, ya que no teníamos tiempo para nada, solo para jugar. Había que viajar, jugar la Copa, lo que traía inconvenientes para jugar el torneo local. Pero con mucha emoción, los aplausos cuando nos eliminaron, no River sino la AFA. No nos dieron penales, indudablemente les convenía que pase River y no Colón. Recuerdos maravillosos, ganar en Perú, en Paraguay, el dolor por quedar afuera no por el equipo, sino por otros intereses. Fue emocionante".
También se refirió al Clásico que protagonizó "A los muchachos les gustaba a morir jugar el Clásico, más allá de la Copa. La gente nos pedía el Clásico y la Copa. En el campeonato solo podíamos brindarle a la gente jugar de la mejor manera el partido ante Unión, ya que por los viajes no podíamos darle la importancia que merecía al certamen local. Todos los jugadores lo querían jugar".
Cuando se lo consultó sobre si estaba retirado de la dirección técnica, contestó: "El profesor Córdoba se hizo a fuerza de golpes, el primero fue en Estudiantes donde fui traicionado, donde tenía mucha influencia el Bilardismo, que no me bancaba por no ser de esa escuela. El segundo cachetazo fuerte me lo dio Colón, pero no a nivel gente, sino un dirigente que hoy volvió a ser presidente (José Vignatti), al que no soportaba más, le pasó a muchos entrenadores. Estaba convencido que podía pelear la Copa Libertadores, que eran bravas, no como ahora".
También se le preguntó por qué se inclinó en los cuartos de final para jugar con Olimpia por Pablo Burtovoy y no por Leo Díaz, sobre lo que argumentó: "Después de los entrenamientos no quedábamos con Pablito pateando penales y veía la cantidad que atajaba. Ante Olimpia pensé que era muy difícil mantener el gol de ventaja en Paraguay. No podía arriesgarme a hacer un cambio de arquero en el transcurso del partido, que tenía muchos matices para definirse en los penales. Me definí por Pablo, no conté con el aval de la dirigencia en esa decisión. Erraron jugadores que nunca lo hacían, Pablo atajó una cantidad increíble, hasta que la metimos y pasamos. Salí a la cancha, ya que había sido expulsado y me salió del corazón ir a revolear las toallas con los 15.000 hinchas que fueron a Asunción. Todavía no entiendo por qué, pero recibí un apoyo de todos menos de Vignatti".
En la parte final, destacó: "Ojalá dentro de poco Colón le dé a su gente el primer campeonato, por qué no en esta Copa Sudamericana donde está todo muy parejo. También ojalá algún día pueda estar otra vez en el banco de suplentes, me encantaría volver y dar una vuelta olímpica porque sería un sueño hecho realidad".