Pertenecer a la elite tiene sus privilegios y sus complicaciones. Argentina, a partir de los resultados, es parte del grupo top en la Liga Mundial, lo cual genera una competencia durísima a la que un equipo renovado le está haciendo frente. En su primer partido del fin de semana inicial del certamen, el seleccionado perdió con Rusia por 3-0 (25-17, 25-18 y 25-19). Este sábado sigue el cuadrangular en Kazán ante los búlgaros, que cayeron 3-0 ante los poderosos franceses.
Con dos amistosos ante Italia y Japón como preparación (ambos, derrotas 3-1), el equipo salió a jugar de igual a igual contra un equipo al que derrotó en los Juegos de Río (y mantiene sólo un titular de esa competencia) pero esta vez le generó demasiada dificultad. Básicamente Argentina no pudo con la presión desde el saque local ni con sus bloqueos, lo cual ya había padecido ante los italianos. Como tampoco está sumando en defensa y volumen de juego, las torres europeas se impusieron con holgura. Ya en el primer set, los rusos habían logrado una diferencia de 5-0 en bloqueo y 3-0 en servicios. Pero no es sólo el hecho de anotar aces, sino de que sus saques fueron complicados para la recepción nacional.
En el segundo capítulo, un 1-7 de arranque fue letal para el equipo de Velasco, al que le cuesta mucho lograr tantos limpios de ataque, sobre todo con los puntas (Bruno, Quiroga, Pogajen) y los opuestos (Johansen y Darraidou). Sus armas más precisas son los centrales (Crer y Solé) con sus primeros tiempos.
En el tercero, al principio funcionó un poco más el bloqueo y la defensa, pero Rusia, que ya en el primer descanso estaba arriba (8-4), lo mismo que en el segundo (16-12), se lo llevó fácil.