Arquímedes Puccio, el jefe del clan familiar dedicado a secuestros y asesinatos entre 1982 y 1985, pasó varios años preso en Santa Rosa, La Pampa, y sus últimos días de libertad en General Pico, donde ahora su tumba será parte de la oferta turística local.
Allí también murió el 4 de mayo de 2013 y, como ningún familiar reclamó su cuerpo, sus restos fueron enterrados en el cementerio zonal donde los turistas curiosos piden visitar su sepultura.
Tal vez por eso la Secretaría de Turismo de General Pico decidió que la tumba sea parte del recorrido para los visitantes que recorran la ciudad. El sepulcro está en el sector IV del cementerio local en la zona de "indigentes".
Tras cumplir 23 años de prisión, Puccio fue beneficiado con la libertad condicional y fue por el pastor Robledo que se radicó en esta ciudad pampeana, donde se casó y ejerció la profesión de abogado hasta su deceso a los 83 años.