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La conmoción por la muerte de un adolescente de 14 años que pesaba 9 kilos en el Chaco generó un nuevo terremoto político: la oposición salió a fustigar al kirchnerismo, que denunció la utilización del caso para sacar réditos electorales.

Aníbal Fernández rechazó que el deceso del joven haya ocurrido como consecuencia del "hambre y la miseria" y aclaró que sufría una enfermedad degenerativa, un cuadro de "hidrocefalia", que le producía la "imposibilidad de asimilar alimentos", a la que se sumó una "neumonía" que fue mortal.

El jefe de Ministros acusó a la oposición de hacer una "utilización política deliberada" de esa situación y desligó al oficialismo con una repregunta llamativa: "En principio, ¿qué tiene que ver el gobierno nacional? ¿Entonces también tenemos que ver nosotros con el hambre y la miseria en África?".

"Estamos hablando de un chico que tiene un problema congénito con un deterioro permanente que le produce la imposibilidad de asimilar alimentos", remarcó el funcionario.

En la habitual rueda de prensa que ofrece cada mañana en Casa Rosada, Fernández afirmó que "agentes sanitarios" seguían "el caso día a día y segundo a segundo", pero "no había solución". Instantes después señaló que todo esto tiene fines electorales: "A (Jorge) Capitanich "le están haciendo cuanta diablura se puede hacer para que no le vaya bien en las elecciones provinciales".

Por otra parte, el jefe de Gabinete se refirió a la disputa por los comicios en Tucumán: consideró que es "un disparate jurídico" el planteo de la oposición de anular las elecciones y afirmó que es la Junta Electoral Provincial la que debe determinar la validez de los comicios.

El martes pasado, la Cámara en lo Contencioso Administrativo hizo lugar a un pedido de la oposición y ordenó como medida cautelar que la Junta Electoral de la Provincia se abstenga de proclamar un ganador, al tiempo que le exigió que preserve la totalidad de las urnas como prueba.