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“Nos preocupa la vulnerabilidad. Que de pronto se le pueda prender fuego a una fiscalía en San Javier, que se haya ingresado sin ningún inconveniente en San Jorge”, comenzó la fiscal Graciela Parma, y agregó: “nosotros también estamos ocupando un edificio absolutamente vulnerable”.

En ese sentido, comentó que “por la misma puerta ingresan el imputado y la víctima”, quienes incluso comparten la sala de espera “silla de por medio”, con la situación de “violencia potencial y a veces explícita que eso implica”.

Pero además, Parma se refirió al grave colapso que están viviendo, y ejemplificó: “yo estoy a cargo del área de conflictos familiares, causas NN y accidentes de tránsito. O sea: la competencia de seis juzgados correccionales del viejo sistema resumidas en una fiscalía, con una titular, sin fiscales adjuntos, con dos empleados fijos y un pasante”.

“Afortunadamente ninguno de mis casos de violencia familiar culminó en un femicidio o lesiones gravísimas… todavía. Todas las mañanas escucho la radio y cada vez que hablan Tepper, Cáffaro o Trento estoy alambrando con los nombres que dan, a ver si no se trata de un legajo que yo no he llegado a ver”, se sinceró.

“Este sistema estaba estructurado para funcionar en Santa Fe con 12 fiscales titulares, cada uno de los cuales tenía que trabajar con dos adjuntos. Y en la realidad, hoy somos 12 titulares si contamos los fiscales especiales de Homicidios, no hay adjuntos y cada uno tiene un solo empleado a su cargo”, finalizó.