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 Después del encuentro de Gualeguaychú, que había terminado entre insultos y enojos por el impulso de la candidatura de Sanz y la alianza con el PRO y la Coalición Cívica, los radicales se mostraron unidos en Mendoza.


Encolumnados detrás del triunfo de Alfredo Cornejo y con la moral en alza por la posible recuperación de un tradicional bastión partidario, como lo es la provincia cuyana, Sanz nucléo a dirigentes de todo el país: incluso a Gerardo Morales, Julio Cobos y Ricardo Alfonsín, tres de los principales detractores de la alianza que forjaron.