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El presidente de la empresa aceitunera Nucete, José Nucete, cuya difícil situación es de conocimiento público, se reunió con el comité ejecutivo de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL).

El caso de esta empresa es un clásico ejemplo de economía regional, con mano de obra intensiva, producción local y fuerte sesgo exportador, que venía mostrando un crecimiento muy importante, en los últimos años, y que hoy se encuentra en una situación crítica. Más allá de las perturbaciones que la crisis internacional haya podido generar a nivel de comercio exterior, las economías regionales, como otras actividades industriales representadas por COPAL, coinciden en que se hace necesario adoptar medidas que contribuyan a mantener la competitividad productiva y exportadora de la industria de alimentos y bebidas.

Entre las múltiples preocupaciones que se tradujeron en la reunión referida se mencionaron las demoras y bloqueos al pago de reintegros, el retraso en la devolución del IVA, los plazos estipulados por la resolución 142 -que obligan a liquidar divisas antes de cobrarlas- y las medidas retaliatorias como las de Brasil. También se mencionaron problemas como la superposición impositiva de tasas municipales e impuestos provinciales, los desproporcionados costos de fletes y logística, así como los incrementos salariales. Todos estos son factores que comprometen la competitividad de nuestras exportaciones que, el año pasado, habían alcanzado un nuevo récord que significó un ingreso de divisas por casi 30 mil millones de dólares.

Este resultado se condice con la evolución que ya venía teniendo este sector: de 2001 a 2011, las exportaciones aumentaron en un 280%. En consecuencia, se coincidió en la necesidad de trabajar en soluciones, en coordinación con el Gobierno, que permitan mantener el ritmo exportador y preservar las fuentes de producción, trabajo e incorporación tecnológica que han permitido la presencia de la agroindustria de alimentos y bebidas de la Argentina en el mercado mundial.