Vélez tendrá un juego a acción y reacción frente a Santos, una de las vedettes de la Copa Libertadores. Cómo neutralizar a Neymar y a la habilidad de los brasileños y mantener intactas las posibilidades propias será la cuestión para el conjunto de Liniers. Ambos estarán frente a frente hoy, a las 22, por los cuartos de final, en el estadio José Amalfitani. El desquite se jugará el miércoles próximo, en San Pablo. Pero esa historia ya se verá. Para Vélez, por ahora, sólo importará el hoy.
Una de las mejores definiciones estuvo a cargo de Juan Manuel Martínez. "Santos tiene varios jugadores de selección y uno -por Neymar- diferente. Es un equipo compacto que en el último partido le salió todo. No podemos valernos de ese antecedente porque fue un encuentro atípico", dijo el Burrito, en relación con el 8-0 con el que los paulistas barrieron a Bolívar, de Bolivia, de la Copa.
Vélez llega con altibajos deportivos y bajas. El conjunto dirigido por Ricardo Gareca eliminó a Atlético Nacional, de Colombia, con buen triunfo en Colombia (1-0) y con austero empate en Liniers (1-1). Y justo frente a uno de los más poderosos en la ofensiva, como Santos, Vélez tendrá que improvisar en la defensa. Las lesiones de Fernando Ortiz y de su reemplazante, Fernando Tobio, obligaron a la inclusión de Gino Peruzzi. Como si eso fuera poco, tampoco estarán Federico Insúa y Lucas Pratto, ambos desgarrados.
"No me detengo en lamentos por los lesionados porque prefiero concentrarme en la realidad. Los equipos brasileños son complicados, pero Vélez también. No tenemos nada garantizado, pero ellos tampoco. Será una llave muy complicada acá y en Brasil también", opinó Gareca.
También hay respeto en el otro lado del campo. "Vélez es un equipo que atraviesa por una etapa de confianza y por eso es tan peligroso. Desde hace mucho tiempo está entre los mejores equipos de la Argentina. Este partido exigirá que Santos demuestre que sabe jugar la Copa Libertadores", dijo el entrenador de los brasileños, Muricy Ramalho. Todo parece salirle bien a Santos, último campeón de América, que el domingo pasado se adjudicó el campeonato paulista.
Vélez y Gareca persiguen una vieja obsesión: un título internacional, mucho más después de haber quedado en el camino en las semifinales de la Copa Libertadores de 2011, frente a Peñarol y por penales. Aquella vez se pensó en Santos, último campeón. Por eso se habló de una final postergada. Hoy se dice lo mismo, aunque etapas antes. Es lo que le llaman una final anticipada. Son los caprichos de un torneo tan apasionante como la Copa Libertadores.