Rompió líneas enseguida, a los 3 minutos, vertical con Papu Gómez, quien lanzó un infructuoso centro que rebotó en el cuerpo y luego en la mano de un australiano dentro del área. Ni se revisó.
El dominio territorial de Argentina , siempre con tranquilidad para buscar el mejor pase, trató de romper la férrea defensa australiana, bien cerrada detrás de la mitad de la cancha y muchas veces cortando con falta.
Llegados los 20 minutos de la primera parte, Australia mejoró en el control de la pelota y por momentos molestó de más al equipo albiceleste, a partir de pases largos y mucho criterio para jugar el balón. Dos tiros de esquina, hasta ahí, lo más peligroso.
A los 30, casi por turnos, volvió a controlar Argentina , y por suerte logró abrir el partido. De una jugada impensada, como muchas veces en esta Copa del Mundo. Porque de un lateral consiguió una falta, y de ese tiro libre, tras un rebote, apareció la magia del 10. Messi lanzó al área y despejó Australia, pero en la puerta del área Papu Gómez buscó nuevamente a Messi, quien pasó para Mac Allister. Alexis, a pura visión, buscó por abajo a Otamendi, quien controló mal y allí Leo recibió, se acomodó y remató fuerte de zurda, por abajo, por entre las piernas de toda la defensa australiana. Imposible para Mathew Ryan. Gol de Argentina y mucha más seguridad.
Por segunda vez en este torneo, el equipo de Scaloni pudo irse al entretiempo en ventaja, después de pasar momentos complicados frente a México y Polonia. Por supuesto, había que salir a mantener y, por qué no, extender la ventaja para no sufrir.
Un importante detalle del primer tiempo es que, cuando Australia contó con la pelota, controló bien, encontró siempre pase sin problemas, obligó a salir a buscar a Argentina y pudo romper líneas sin demasiada exigencia, con buen pase por arriba y velocidad cuando la necesitó. La presión de mitad de cancha para adelante, con Messi, Julián Álvarez y Papu Gómez separados del mediocampo no fue buena, y en alguna que otra oportunidad el equipo de Graham Arnold pudo aprovecharlo.
De hecho, la única que fue efectiva terminó en el gol. Porque es Messi el que encuentra a Aziz Behich de espaldas a la cancha y lo obliga a perder el balón, ganando un lateral. De ese saque de banda, Papu Gómez es bajado en el costado del área y de ese tiro libre Messi se las ingenió para convertir el gol.
Para la segunda parte y ante la propuesta australiana de presionar con mayor intensidad a los centrales y al arquero Dibu Martínez, el técnico argentino decidió sacar a Papu Gómez y poner a Lisandro Martínez, de características adecuadas para el pase y la salida. La búsqueda fue una salida más rápida y con verticalidad, generando una buena jugada colectiva al primer toque que terminó en un débil remate de Messi, que por fin pudo recibir de tres cuartos para adelante y de frente al arco.
Cuando no se esperaba para nada, Argentina marcó el segundo a partir de una presión intensísima, excelente, brillante de Rodrigo De Paul. El 7 ahogó al arquero, que recibió un pase atrás y, cuando quiso amagar, se encontró con el volante argentino y con Julián Álvarez, quien se llevó la pelota y con dos toques la mandó adentro. Voraz, venenoso, pícaro.
A los 18 minutos se vio la mejor Argentina hasta ahora en la Copa del Mundo. Sello de Scaloneta. Con Messi y compañía, comenzó la orquesta. Toque de primera, precisión, soltura, avance más profundo. Ante la mayor cantidad de espacios, apareció también la gambeta cortita del 10 para arrancar la ovación de la gente.
Y cuando Argentina merecía el tercero, se dio una situación totalmente insólita: un remate de Goodwin desde lejos tras un mal despeje de Otamendi rebotó en Enzo Fernández y se metió al lado del palo de Dibu Martínez, a falta de 13 minutos para los 90.
El equipo albiceleste pudo aumentar y ya sobre los 90 y tantos tuvo tres, cuatro y hasta cinco para definirlo, pero la falta de contundencia inexplicable de Lautaro Martínez, quien no tuvo una buena noche, no le permitió el desahogo hasta el final.
Llegó la última tras una carambola que le quedó mano a mano al pibito Kuol, que había entrado un rato antes. Heroicamente Dibu Martínez tapó en dos tiempos y selló el pase a cuartos de final. Un susto enorme, desmedido, para un final increíble.
