El 23 de marzo del 1988, la profesora de Educación Física Marta Romero salió de su casa a encontrarse con su expareja en un estudio de abogados. Iban a establecer un régimen de visitas y manutención de la hija que ambos habían tenido unos meses antes, pero nunca llegó a destino.
Su auto fue encontrado con las puertas abiertas, estacionado en las dársenas del viejo hospital Iturraspe, y hasta allí llega el rastro de su vida.
El caso de su desaparición, resurgió 31 años después cuando esa ex pareja, Santiago Daniel Fernández, fue detenido por el femicidio de Ana María Alurralde, una mujer de 59 años que estuvo desaparecida durante 24 horas, y fue encontrada muerta el 19 de octubre de 2019.
La investigación judicial y policial, determinó que Fernández era culpable del femicidio de Ana María, y fue condenado a cadena perpetua el 13 de octubre de 2021 por homicidio calificado por el vínculo y por ser perpetrado por un hombre contra una mujer, mediando violencia de género.
Ana María era hermana del Juez Federal de Reconquista Aldo Alurralde, quien insistió para que se realizara la denuncia y acompañó todo el proceso que terminó con la condena del femicida de su hermana.
¿Qué paso con Marta Romero?
Desde ese 23 de marzo de 1988, Marta parece haberse borrado de la faz de la tierra. Cuando pasó lo de Ana María Alurralde, la hija de Romero fue quien alertó a la Justicia sobre la relación entre ambos casos.
Ahora, a 33 años de su desaparición, esta Justicia tomó la decisión de rastrear, desarchivar y reconstruir el expediente penal de su causa.
En diálogo con LT10, Aldo Alurralde destacó esta instancia, ya que "hay una familia que requiere una respuesta. La familia tiene el derecho de saber que sucedió".
Además, aseguró que "hay muchos hechos que se repiten. Mi hermana también estuvo desaparecida, manejó la misma hipotesis que con Marta Romero, que se había ido con otro hombre".
Por último, el magistrado afirmó que si bien "el abreviado cierra la pena, admite la pena, queremos saber la verdad". Esto es en función a las dudas que quedaron sobre la participación de un cómplice en el femicidio de su hermana,
"La pena no nos consuela en nada, es para el victimario, no para las víctimas" concluyó Alurralde que pide a la policía y a la Justicia "escuchar a los familiares, humanizarse un poco y sacarse estos preconceptos".
