Una pareja se topó por casualidad con un pingüino en su localidad, en las costas de Nueva Zelanda, y su misteriosa presencia desató la intriga de los vecinos que no comprenden cómo logró trasladarse a 3.000 kilómetros de su hábitat natural.
El pingüino de Adelia (Pygoscelis adeliae) que se perdió en las costas fue rescatado por los vecinos de la playa de Birdlings Flat y llamado cariñosamente Pingu.
La pareja inmediatamente se contactó con los rescatistas de pingüinos. “No queríamos que terminara en el estómago de un perro o un gato“, comentó un testigo, según la BBC.
Desde entonces, se le han administrado líquidos y comida a través de una sonda de alimentación para pronto ser liberado en una playa segura en la península de Banks.