Estaba claro que sus salidas le iban a costar a Colón. Más que nada, por las formas. En 2020, se fueron de una manera poco grata el delantero Lucas Viatri, el volante Agustín Doffo y el defensor Rafael García. En todas las ocasiones, por no formar parte del proyecto pese a tener contrato, aunque los diferenciaban varias cosas.
En el caso de Viatri, el club prácticamente no le abonaba el sueldo desde el comienzo y por eso, pese a insistir en charlas para llegar a un acuerdo, terminó pidiendo la libertad de acción a través de Agremiados. En ese momento la meta de la dirigencia era gestionar para reducir su salario –¡altísimo!– pero no hubo respuesta positiva. Indefectiblemente la historia terminaría en juicio.
Lo mismo con Doffo, que no se presentó directamente a la pretemporada por falta de pago y, en asesoramiento con letrados, se marchó a Europa con un reclamo también cuantioso desde lo económico. Sin arreglo por el momento.
Mientras que en los últimos días llegó a Colón una intimación de García, quien se fue a Nacional de Uruguay tras ser desafectado por motivos polémicos. El club argumentó que el jugador tenía la visa de trabajo vencida y por eso no podría formar parte del grupo. No estaba en los planes de Eduardo Domínguez, por lo que se evitaba abonar una rescisión.
El jugador se presentó igual junto a un abogado y dejó sentado que no lo dejaron trabajar. A partir de allí, surgió un tira y afloje hasta su desvinculación. Había firmado un contrato por tres temporadas, que hoy sería foco del reclamo. Habrá que ver cuál es la respuesta de la institución al respecto, pero lo cierto es que las cifras que podría pagar son sustanciosas.