Candelaria Ayala es una de las tantas personas que decidió adoptar perros durante la pandemia junto a su marido Mauricio. Si bien ellos ya contaban con dos perros que habían adoptado desde que eran cachorros, esta fue la primera vez que decidieron adoptar animales con una historia previa a través de la ONG Pichichos al Rescate.
"Primero adoptamos a Tinta, a fines del año pasado, que es una es una Border Collie que rescataron en un campo en Navarro, la encontraron con la pata colgando y tuvieron que amputársela", cuenta Ayala, fotógrafa de Canning, y asegura que "le cambió la cabeza en cuanto al vínculo con los animales".
"Es distinto cuando vos tenés un cachorrito de toda la vida que cuando tenés un animal que sabes que pasó por un montón de cosas", detalla Ayala.
Luego, decidieron adoptar a Frijol a principios de este año, que había sido encontrado en un basural desnutrido y con dificultades para caminar.Si bien Frijol y Tinta requieren de cuidados especiales para Candelaria y Mauricio "vale la pena todo" porque "son incondicionales y lo que te devuelven es muy lindo".
"Ellos son siempre una compañía que no tiene precio. Ningún humano te va a recibir con el amor que te reciben los animales. Ellos lo único que quieren es estar con vos", afirman y subrayan que una vez que se toma la decisión de adoptar después "se te despierta algo y ya no podés naturalizar que haya perros en la calle o maltratados".
Como contracara del aumento de las adopciones también se incrementan los casos de devoluciones. "Hubo gente que no estaba preparada para tenerlos", indica Alejandra Condoleo, integrante de Todo por Ellos, una agrupación proteccionista que opera en la zona norte de la provincia de Buenos Aires.
Alejandra vive en su casa de Boulogne con sus cinco perros rescatados de la calle, pero ha acogido en tránsito a muchos otros animales. "Es una satisfacción muy grande, cuando tomas conciencia que está en tus manos cambiarles el destino ya no podes dejar de hacerlo", se emociona.
Por otro lado, desde Pichichos al Rescate y Todo por Ellos advierten sobre la importancia de continuar con las castraciones masivas, tal como estipula la Ley 13.879 de la Provincia de Buenos Aires que obliga a castrar perros y gatos de forma gratuita y masiva y prohíbe la matanza en los municipios, como así también todos los actos que impliquen malos tratos o crueldad, de acuerdo con lo establecido en la Ley Nacional Nº 14.346.
Por las restricciones para contener la pandemia "zoonosis dejó de funcionar como corresponde y se dio un crecimiento de cachorros en la calle", alerta Alejandra Condoleo."Se están dando muy pocos turnos y las proteccionistas trabajamos a pulmón, entonces es un esfuerzo tremendo recurrir a castraciones privadas", agrega Condoleo.
En este sentido, desde Pichichos al Rescate advierten que los turnos que se otorgan son a largo plazo y "es insostenible tener tres o cuatro meses un perro en tránsito esperando a que zonoosis dé un turno para castrar y recién ahí poder darlo en adopción".
En el marco del Día Nacional del Perro, las organizaciones proteccionistas y refugios coinciden en la importancia de concientizar sobre el cuidado de los animales y afirman que "merecen respeto y una vida digna, no vivir atados, no vivir a la intemperie, no buscar comida en los tachos de basura".
Por último, remarcan que todas las personas deben actuar "con responsabilidad sobre el perrito que incorporan a la familia".