Con la imposibilidad de viajar y vacaciones en otros lugares, muchos optaron por realizar inversiones en sus casas y los que tenían espacio y un dinero guardado, se animaron a construir piletas en sus patios.
Este movimiento hizo que escasearan productos específicos como las tan preciadas bombas, y abrió las puertas a un mercado ilegal que puede generar una ola de robos en el distrito costero.
Si bien no es noticia nueva, en los últimos días, se incrementaron los robos de las bombas de aguas de las casas y casas quintas.
En Rincón Norte, Carlos González cuenta que recientemente se dio una seguidilla de robos de bombas de piletas: “destrozaron las paredes de la caseta donde estaba guardada para llevarse la bomba. A raíz de que un vecino compartió una foto en un grupo de Whatsapp, otros dijeron que les había pasado lo mismo”.
Más allá del impacto en el costo del artefacto robado, complica la vida de los vecinos de la zona que dependen de los bombeadores para sacar agua de las napas.