Desde hace años, la santafesina Florencia Bassani vive a pocos kilómetros de Munich con su esposo y sus hijos. Y estas horas no pasaron desapercibidas para ella y su familia, como para ningún residente de Alemania: un extremista xenófobo se cobró la vida de 11 personas (incluyendo la propia).
"Es un tema muy sensible acá", reconoce Florencia, en diálogo con De 10, aunque aclara que como extranjera, son pocas las oportunidades en las que sufre el racismo en la calle. "A veces siento alguna agresión, algún gesto", admitió.
Según su visión, la problemática de la xenofobia empezó a marcarse en el último tiempo, fundamentalmente "con la llegada de los asilados [desde países en guerra]".
Sin embargo, su experiencia en Alemania en muy positiva, y ciertamente difiere de la que podría tener en Santa Fe. "En nuestra casa nunca se pone llave", ejemplifica, para marcar el contraste en materia de seguridad.
Claro está que eso no quita que extrañe. Que extrañe su barrio (Guadalupe), sus seres queridos, y algo que no logra conseguir en ese lugar del mundo: alfajores santafesinos.