Interés General - Dichos populares

Lunes 10 de Febrero de 2020 - 14:55 hs

¿Es cierto que no existen dos copos de nieve iguales?

Un experto de una universidad estadounidense intentó dar respuesta a esa pregunta, tras una serie de estudios realizados. ¿Sabías que los copos de nieve no son gotas de lluvia congeladas?

Actualizado: Lunes 10 de Febrero de 2020 - 15:16 hs

"No hay dos copos de nieve idénticos”, dice un dicho popular. Pero con incontables e infinitos fragmentos producidos en cada precipitación, ¿podría esta afirmación ser cierta?

Según el químico y experto en cristales Jason Benedict de la Universidad de Buffalo en Nueva York, la respuesta sorprendentemente es "sí".

Los copos de nieve están formados por toneladas de moléculas de agua que se han unido entre sí, y que generalmente se forman alrededor de un punto central de polvo o suciedad. Los científicos denominan este proceso “nucleación”, según consigna un artículo publicado por Infobae. “Hay un pequeño y extraño objeto microscópico”, explicó Benedict a un medio norteamericano. Ese objeto “le permite a las moléculas de agua sujetarse de algo”.

Los cristales de nieve no son gotas de lluvia congeladas; ya que eso sería técnicamente aguanieve. Un cristal de nieve aparece cuando el vapor de agua en el aire se convierte directamente en hielo sin convertirse primero en agua líquida. A medida que se condensa más vapor de agua en un cristal de nieve naciente, crece y se desarrolla, y es entonces cuando emergen sus patrones ornamentados.

Se pueden observar en una variedad aparentemente interminable de formas y tamaños. Algunos son simples, pero otros son mucho más complejos en su forma. Hay copos de nieve que tienen patrones y diseños admirablemente intrincados.

Debido a su exposición a diferentes condiciones atmosféricas, se ha llegado a afirmar que todos los copos de nieve son únicos.

La forma que toman estos cristales de hielo a medida que se forman dependerá de muchos factores como la temperatura, la humedad, la presión del aire, que cambian constantemente a medida que soplan los vientos. Esto hace que la probabilidad de que cada molécula de agua en ese copo de nieve se asiente exactamente en el mismo lugar que otra sea extremadamente improbable. “Simplemente no va a suceder”, enfatizó el químico.

La temperatura es el factor decisivo para determinar qué tipo de utilidad se le puede dar a la nieve. De acuerdo al investigador, “la nieve ligera y esponjosa, que es ideal para esquiar, hacer snowboard y andar en trineo, generalmente es producto de temperaturas muy frías, porque todas las moléculas de agua se han congelado”. En consecuencia, “las temperaturas más cálidas producen nieve que todavía tiene muchas moléculas de agua líquida, creando un ‘país de las maravillas invernal húmedo y pegajoso’ que permite por ejemplo construir increíbles bolas, muñecos y fuertes de nieve”, ejemplificó Benedict.

 

Fuente: Infobae