“No pensé que iba a tener tanta repercusión esta historia”, se sorprende Marcos Camino, líder de Los Palmeras. Pero lo cierto es que la historia lo amerita: Miguel, su compañero de banco y mejor amigo de chico, terminó siendo su hermano. Y fueron muchas las circunstancias que conspiraron para que se conocieran y se quisieran antes de conocer el vínculo que los unía.
“Nosotros nos conocimos cuando yo tenía 9 años y él 10. Yo vine a vivir al barrio San Martín y me tuvieron que cambiar de escuela, y justo fui al grado donde iba Miguel y nos sentamos en el mismo asiento. Son cosas de la vida que uno nunca va a entender. Y después de vivir toda esa infancia, de ser compañeros, ser amigos, a los 20 años nos enteramos de que éramos hermanos”, relata por Todo Pasa.
“No se puede decir con palabras. Hay que vivirlo para ver lo que se siente. Imaginate que venga tu papá y te diga que tu mejor amigo es tu hermano”, reflexiona.
El primero en enterarse fue Miguel. A los 15 años se fue a vivir a Rafael Castillo, provincia de Buenos Aires. En una oportunidad, cinco años después, vino a visitar a su madre, y entonces sucedió. “Mi papá lo manda a llamar, y así, sin anestesia, le dice que es el padre. Se pusieron a charlar y le dice que él tiene otro hijo que se llama Marcos”. Y Miguel recuerda a su amigo de la infancia.
Luego vendría el turno de Marcos, al otro día. Su hermano ya estaba de vuelta en territorio bonaerense. Se habían cruzado en un colectivo de línea tres días atrás, cuando todavía ninguno de los dos sabía. Un año pasaría hasta que volvieran a verse tras enterarse de la verdad. “Nos abrazamos y dijimos ‘mirá lo que son las cosas de la vida’. Charlamos un poco al respecto y después nunca más charlamos como hermanos, sino como amigos”.
Marcos se emociona ante lo sucedido, pero también reflexiona: “mi vida no fue muy fácil, y siempre (estuvo) llena de este tipo de historias que te aseguro que no son lindas. Lo mejor sería tener una familia bien conformada con tus hermanos, tus padres, todos unidos”.
Sin embargo, para Miguel no tiene más que palabras de afecto y admiración. “Yo me enorgullezco de tener un hermano así”, afirma.
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