"Esta tarde, la ciudad capital de los santafesinos se pareció a un horno. A las 13.30, la temperatura ambiente era de 37°, pero la térmica llegó a los 62,5º, según los datos aportados por el Centro de Informaciones Meteorológicas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Los registros corresponden al radio macrocéntrico de la ciudad".
Así relataba el sitio de La Nación -como tantos otros de todo el país- la situación del 12 de febrero de 2016 en Santa Fe. De esta forma, la agobiante jornada de este miércoles 2 de enero de 2019, cuando la térmica alcanzó los 60.5ºC, tiene un antecedente no tan lejano.
Pero también otro mucho más cercano: a fines de 2018, el último viernes del año (28 de diciembre), la siesta nos sorprendía con 56.4º de térmica en Alto Verde.
Previamente, durante el año que acaba de irse, la sensación térmica había llegado sin esfuerzo a los 51º en enero y también a 56º en febrero.
En 2017, no alcanzó los 50ºC y eso, a la vista de las marcas posteriores, resulta benévolo. Tal parece que los santafesinos deberemos acostumbrarnos a temperaturas que no se detienen, y a registros que se van superando verano a verano, pese a que cada vez confiamos en que el calor llegó a su límite.