Maravilloso Del Potro, único Delbonis, inobjetable consagración del equipo argentino de tenis, que conquistó por primera vez la Copa Davis, al vencer a Croacia 3-2 en la final. Estos "atrevidos insaciables" acaban de ganar una serie de fábula que quedará para siempre en la historia del deporte. La conquista de la primera “Ensaladera de Plata” nos envuelve con patriótico entusiasmo… y así quedó reflejado con más de 4 mil argentinos que coparon el Arena Zagreb.
Mención de honor para Del Potro. El tandilense, en el segundo semestre del 2016 agotó las palabras, pero al mismo tiempo, sigue dando cada vez más motivos para escribir sobre sus hazañas. Sus méritos están ahí, se exhiben y se dejan ver. Un jugador irreductible, moldeado para ganar. Hoy, hay pocas ofertas lúdicas mejores que ver jugar un rato a Juan Martín. Capaz de convertir un simple partido de tenis en un pedazo de “historia nacional” que nos pertenece y como tal, nos identifica a todos.
Soy de los que cree que la genitalidad en el deporte es complementaria de la capacidad. No me gusta apelar a rancias acepciones folklóricas para destacar la actitud de un atleta por encima de lo aptitudinal, pero Del Potro me puede. Conjuga talento, garra, esfuerzo y ahora también mucho compromiso y sobrada pertenencia. Se nos metió por la piel y por los ojos. Nos ha entrado algo de lo cual nunca vamos a lograr desprendernos, y es, el orgullo por ese tipo que tan bien nos representa.
Argentina campeón en tenis. Costó pero se dio. Ningún equipo en la era moderna de la Copa Davis, desde 1981, logró remontar un 2-1 en contra y dos sets abajo en el cuarto punto, como lo hizo un Del Potro imperial, que dio un recital con la raqueta. Fue soporte de Delbonis, que en el cierre de la contiienda, afinó como pocas veces antes.
Supieron competir. Estuvieron a la altura de lo que le pedía cada partido y de lo que les exigía cada rival. Interpretaron muy bien situaciones de juego. Capitalizaron contextos favorables. Disimularon carencias. Exprimieron virtudes. Escondieron defectos. Se reinventaron cuando hizo falta. También tuvimos suerte. La aprovechamos. Este grupo tuvo respuestas y rebeldía ante la adversidad. Por fin ganamos la postergada Copa Davis. Emocionante de verdad.
Ni cambio, ni continuidad: evolución. Del Potro inspiró con su liderazgo y el resto acompañó. Este año se ganará un rincón en la memoria deportiva criolla. Se terminó una prolongada procesión de pies arrastrados e ilusiones golpeadas, de santos que no escucharon las plegarias y de rostros resignados. El dramaturgo austríaco Arthur Schnitzler sostuvo que "estar preparados es importante, saber esperar lo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado, es la clave de la vida". Era hora de volver a codearnos con la gloria, atesorando los más puros valores del deporte: talento, esfuerzo, altruismo y compromiso. ¡¡¡Gracias Delpo... orgullo nacional!!!