Los primeros seis meses del año vieron lo más feroz del ajuste en el nuevo modelo económico. Pese a eso, los datos oficiales no mostraron una ola de despidos, aunque sí una cantidad considerable de desvinculaciones. En ese semestre, se perdieron 118.079 empleos en el sector privado registrado, o sea una caída de 1,8% en los puestos de trabajo con relación a diciembre.
Según informó a las 16 el Indec en su informe sobre "Puestos de trabajo y remuneraciones de los asalariados registrados", a fines de 2015 había 6.537.947 puestos, mientras que seis meses después se registraban 6.419.868. Si se tiene en cuenta la estacionalidad, importante en el mercado laboral, la caída del empleo en el segundo trimestre del año con relación al mismo período de 2015 es bastante menor: de 1 por ciento.
Considerando la contribución de los sectores a la generación de empleo, los descensos más importantes en el trimestre con relación al mismo período del año anterior se registraron en los sectores de la Construcción (-12,5%), el Campo (-4,5%) y la Industria (-2,1%). En el tercer trimestre los dos primeros sectores, según datos de los consultoras privadas, ya frenaron sus caídas y volvieron a contratar personal.
La semana pasada, y a días de la negociación que sentará en la misma mesa al Gobierno, sindicatos y empresas, el salario promedio de los trabajadores argentinos pasó de $ 12.063 en agosto de 2015 a $ 20.218 un año después. Se trata de un incremento interanual de 34,2 por ciento. Si se toma el índice de inflación de la ciudad de Buenos Aires -el único que puede utilizarse, ya que el del Indec había dejado de publicarse-, la inflación en ese período fue de 43,5 por ciento. Con esos indicadores oficiales, la licuación de los ingresos habría rondado más de 9 puntos porcentuales. Es la licuación medida también por los gremios. El Indec ratificó esos datos pero para el segundo trimestre. El salario neto de los trabajadores privados pasó de $ 12.734 a 18.107 pesos. Es un aumento de 34,6 por ciento.
Sin embargo, en la Casa Rosada estimaron que los cambios implementados en las asignaciones familiares aumentaron el ingreso promedio de los que las reciben en hasta seis puntos porcentuales, aunque en algunos casos fue menos. En promedio, aquellos que cobraron la mejora de estos beneficios en abril de este año mejoraron sus salarios en 3,9 puntos. Casi uno de cada tres trabajadores percibió estos estímulos durante este año.
Por otro lado, para aquellos que superan esos umbrales y pagan el impuesto a las ganancias también hubo algunas sumas extras, aunque aún no llegó a los bolsillos la promesa de campaña del presidente Mauricio Macri que incluía un cambio en las escalas de ese gravamen. Según fuentes oficiales, el aumento del mínimo no imponible que impulsó este año el Gobierno devolvió a los trabajadores cerca de $ 50.000 millones. Los expertos oficiales creen que esto significaría unos cuatro puntos de salario.
Si se suman las medidas globales que la Casa Rosada tomó en el último año para mejorar la situación de los trabajadores, el oficialismo sólo reconoce cinco puntos de caída real en el salario. A esas cifras buscarán agregar en la negociación en 15 días la desaceleración de la inflación.