Yo quiero el Patio Catedral. Y si la feligresía católica de nuestra ciudad quiere que se construya una catedral para celebrar su culto, pues adelante. Pero no en el terreno donde hoy se levantan las ruinas más hermosas de la región. Es pueril, oneroso y confrontativo el gesto de querer levantar un templo más en un espacio que fue abandonado desde 1931, al que sólo el tesón del movimiento cultural santafesino le dio vida.
El parte oficial del 23 de junio avisa que el gobernador Antonio Bonfatti se reunió con los representantes de la Asociación Civil Pro Catedral Nueva. En esa ocasión, estuvieron presentes Roberto Norman, Publio Benuzzi, Laura Taboada y el párroco de la Iglesia Sagrado Corazón de Jesús, Ricardo Colombo, que hizo explícito el motivo: “Estamos ante la posibilidad de dar inicio a la primera etapa de la obra, para lo cual necesitamos la ayuda del gobierno”.
El texto lleva como título “Impulsan la terminación de la Catedral Nueva”. El uso de la tercera persona en el verbo (“Impulsan”) en lugar de la primera del plural, deja un hálito de esperanza. Quizá el gobierno provincial todavía no ha cometido el desatino de tomar esta propuesta como propia, quizá todavía hay una esperanza para frenar este avance arrasador sobre la cultura local y su historia.
La Catedral Nueva fue un proyecto de fines del siglo XIX, abandonado hace más de 80 años. Hablar de “terminación” es una humorada. Sólo quedan unas altísimas paredes de ladrillo visto, con arcos y columnas, absolutamente inútiles a los fines de construir cualquier edificación, religiosa o no. Como todas las ruinas, atestiguan y traen al presente la densidad histórica del tiempo transcurrido. En nuestro caso, esas ruinas dan cuenta, en primer lugar, de cómo la Iglesia abandonó el asunto y, en segundo lugar, de una profusa actividad creativa que tocó la experiencia de todos los hombres y mujeres de Santa Fe que poseen alguna relación, incluso distante, con el arte.
En el Patio Catedral se realizaron cientos de recitales de músicos locales, en los que participaron desde bandas escolares hasta estrellas de nuestro sonido como Carneviva o el Coro Meridies. Pero también hizo su show María Martha Serra Lima, que rescató el lugar como uno de los más bellos, únicos y con mejor acústica que pisó en nuestro país. Algo que la Banda Sinfónica de la Policía de Santa Fe sabe perfectamente, ya que más de una vez ha versionado a Sandro y otros grandes, para delicia de los asistentes. Obras de teatro clásicas de las decenas de agrupaciones filodrámaticas de nuestra región se montaron en ese escenario. También allí hizo su segundo espectáculo de teatro aéreo el grupo Puja!, de donde salieran los artistas que hace poco brillaron en nuestra Costanera. El mítico Entepola (Encuentro de Teatro Popular Latinoamericano) tuvo sus mejores semanas bajo las estrellas y al cobijo de los enormes muros. Todos los fines de semana, los pibes desangelados de los 90 iban a ver proyecciones de recitales de rock, organizadas por el Cine Club, sentados en los bancos de plaza que algunas vez poblaron las gradas. Esos bancos volvieron a ocuparse cuando, hace muy pocos años, se filmó un recital que unió a los pioneros del beat-rock local: Alma Pura, Them, Virgem y Bichos de Candy.
Esa breve enumeración es suficiente. El único suspiro de vida que transmiten esos viejos ladrillos es el que le imprimieron los incontables aplausos con los que el público santafesino celebró esa práctica tan inquietante y turbadora para la berreta paquetería: el arte.
Sólo en la ciudad hay 36 parroquias, sin contar otros lugares del culto católico, como las escuelas o las ermitas perdidas en las plazas de barrio. La cifra de templos supera muy holgadamente la cantidad de centros culturales que existen en Santa Fe. ¿Tanto se llenan las Iglesias que es necesaria la construcción de una más? ¿Realmente no alcanzan los bancos existentes para recibir al pueblo católico en misa?
Es cierto, una Catedral representa otro modo de adorar a Dios. No tiene el mismo estatus de una parroquia. Pero, ¿por qué el empecinamiento infantil de construirla sobre las ruinas que hoy son el Patio Catedral? Son inútiles a los efectos arquitectónicos: han de ser derribadas y el terreno, alisado. La Iglesia quiere destruir el Patio Catedral para hacer una obra en el centro de la ciudad. ¿Qué otros significados hay en esto?
De las 36 parroquias, apenas 14 –siendo geográficamente generosos– están próximas a los barrios más sufrientes de la ciudad. Si cabe decirlo: hay una feroz desigualdad en el reparto del culto católico, que se vería acrecentada con este proyecto. Los esclavos de la nueva Roma, el pueblo de Cristo, los desposeídos de Francisco, ¿podrán admirar la gloria del Señor en una Catedral en pleno centro sin que antes los detenga la Policía por averiguación de antecedentes? ¿No son suficientes para los destacados buenos apellidos locales los numerosos templos que ya hay en la zona de bulevares, o esa belleza patrimonial que es la colonial parroquia de Todos los Santos, en el casco histórico de la ciudad? Si la topadora es inevitable, ¿por qué la Catedral no se constituye para quienes comulgan en Virgen de los Pobres, 12 de Octubre y Misiones, Yapeyú?
Sólo la ley resguarda la propiedad eclesiástica de los terrenos ubicados en 1° de Mayo al 2400. El uso, la tradición y el acervo santafesino indican que ya no le pertenece al catolicismo la propiedad cultural, social e histórica del Patio Catedral. Construir allí otro templo más no suma cultura a la región, le resta. Y, además, descalifica violentamente todo lo que allí realmente hicieron los creadores santafesinos por el público santafesino.
Se puede comprender esta descalificación por parte del poder clerical. No es necesario recorrer históricamente la sucesión de censuras –más o menos letales– que emanaron desde la Iglesia Católica a la innovación artística, a lo largo de toda la historia de Occidente. Tampoco, a esta altura, es necesario volver a desandar la historia de la Arquidiócesis de Santa Fe para poder decir que nada le deben los santafesinos a la Iglesia, sino todo lo contrario, y frente a los estrados judiciales.
Lo que no se comprende es la apertura de los gobiernos locales a este nuevo avance del conservadurismo siendo, como son, hombres que representan el linaje eminentemente laico del radicalismo y el socialismo. Menos todavía, el apoyo presupuestario a una organización –la Iglesia Católica– que ya cuenta con millones de pesos otorgados por el Estado nacional.
Se sabe: los artistas son poco afectos a la organización o a sentar posición conjunta. Son un poco individualistas. Pero, esta vez, un espacio único en el país está en riesgo por un capricho religioso. Defender el Patio Catedral como espacio cultural y demandar las normativas necesarias para que la legislación se adecue a la realidad es el objetivo.
LT10 - Un lugar emblemático de la ciudad
Jueves 02 de Julio de 2015 - 11:07 hs
Proponen defender el Patio Catedral como espacio cultural
El periodista Juan Pascual (Pausa) levantó la voz en representación de los artistas de la ciudad. Salió al cruce de la idea que tiene la Asociación Civil Pro Catedral Nueva (que proponen construir una iglesia y desnaturalizar el anfiteatro actual).
Actualizado: Domingo 13 de Marzo de 2016 - 21:18 hs
Fuente: Pausa /LT10