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 El contraste con la Argentina es notorio si se toma en cuenta que en el primer trimestre del año el dólar subió apenas 2,9%, desde los $8,55 a los $8,80 en el mercado mayorista local. En los últimos 12 meses, el dólar oficial en Argentina subió un 10,7 por ciento.

Además, la inflación brasileña acumuló en 2014 un 6,41%, mientras que en la Argentina sumó entre 37 y 39 por ciento según sondeos de consultoras y organismos estadísticos provinciales, por cuanto se profundizó la apreciación en términos reales del peso argentino respecto de la divisa de Brasil, principal socio comercial de nuestro país.

El jueves de la semana pasada el real cruzó por primera vez desde agosto de 2004 la barrera de los 3 reales por dólar al cierre, debido a la tensión política que atraviesa el país gobernado por la presidenta Dilma Rousseff, en medio de un panorama económico complejo y la mayor investigación de corrupción de su historia, en la estatal Petrobras.
La economía ha crecido muy poco en los últimos cuatro años y está ahora estancada, hay déficit de cuentas públicas e inflación elevada (7,7% en 12 meses). El gobierno impulsa un ajuste fiscal para poner la casa en orden, pero esto disgusta a su vez a parte de la izquierda.

Para este domingo fueron convocadas en todo el país manifestaciones contra Rousseff, cuya popularidad cayó 19 puntos en febrero, a 23 por ciento.

Miles de brasileños marcharon también el viernes pasado en defensa de la democracia, de Petrobras y de la reforma política en varias ciudades, convocados por sindicatos como la Central Única de Trabajadores (CUT) y por movimientos sociales como los campesinos Sin Tierra, afines al gobernante Partido de los Trabajadores.