Lt 10

 Fueron tres golpes en menos de 24 horas los que sufrió la firma Polo Norte.

* La secuencia se inició ayer a la mañana, cerca de las 10, cuando un delincuente solitario irrumpió en la sucursal de Juan del Campillo y Marcial Candioti.

Ya en el interior del comercio esgrimió un arma y bajo amenazas redujo a la empleada a la que despojó de la recaudación del día.

* Pero las malas noticias no terminaron allí.

Por la tarde, a las 16.30, otro rufián repitió similar faena en la panadería que la firma posee en Av. Freyre y Corrientes.

Esta vez el ladrón se valió de una “faca” (cuchillo en la jerga de los presos) para amedrentar a la vendedora, que se vio obligada a entregar el dinero.

* Y esta mañana, el colmo.

Eran cerca de las 10 cuando el mismo delincuente (un hombre de unos 30 años) apareció por la sucursal de Freyre y Corrientes y repitió su acción.

Lo que cambió, por suerte, es el fin de la historia.

Una vez que obtuvo el dinero, el sujeto se fue caminando por la avenida y degustando las facturas que había sacado del local.

Fue entonces cuando apareció en escena una patrulla que, advertida por el robo, encendió su sirena.

La presencia de los uniformados molestó sobremanera al individuo que inició una fuga. Finalmente el ladrón fue aprehendido en el interior de una obra en construcción donde pretendió refugiarse.

Hartazgo

“La verdad es que ya no sabemos cómo hacer para poder seguir trabajando con tranquilidad. Esta cuestión de los robos está llegando a su límite”, dijo hoy una vocera de la firma.

“Primero pusimos cámaras, después rejas, también alarmas, pero la sensación es que nada alcanza. Los tipos nos siguen entrando para robar”, agregó.

Por último indicó que “tuvimos que cerrar la sucursal de Facundo Zuviría y R. Aldao porque no nos dejaban en paz con los asaltos. Prácticamente nos robaban todas las semanas. Entonces así no se puede seguir”, sentenció.

Agencia de quiniela

* Ya durante la noche otro hecho delictivo se consumó en una agencia de quiniela ubicada también sobre avenida Freyre, al 2400.

En este caso el rufián esgrimió un arma de fuego lo que le valió apoderarse del dinero de la caja sin mayores inconvenientes.

Consumado el atraco su autor escapó a bordo de una motocicleta.