Hoy

Jueves 04 de Julio de 2013 - 16:21 hs

Meditar para cambiar

Nuestra plasticidad neuronal nos permite modificar comportamientos y superar problemas. Constancia y repetición,sus herramientas para la transformación.

Se pueden modificar los patrones negativos del pensamiento practicando las técnicas milenarias de meditación, que ayudan a disminuir ansiedad ya depresión, y mejoran el estado de ánimo y la relación con el entorno

El interés de la ciencia por las técnicas que van más allá de sí misma se incrementa, gracias, entre otras, al descubrimiento de nuestra gran plasticidad neuronal. Hoy sabemos que ésta permite, por ejemplo, modificar patrones de pensamiento que dañan nuestra autoestima y, a la larga, a nosotros mismos. La clave para esa modificación es la constancia.

No hay cambio en la vida que a uno no lo altere. Somos tan paradójicos que, a veces, incluso los cambios largamente buscados nos provocan bastante desasosiego, hasta que las cosas, la rutina, nos envuelven de nuevo en ese halo de seguridad que, contradictoriamente, parecemos necesitar.

La vida es cambio, ya lo decían los antiguos filósofos, y lo recuerda el budismo cuando nos indica que todo, absolutamente todo, es transitorio. Y algunos de esos cambios sólo nos provocan el malestar del mientras tanto (una mudanza, un cambio de trabajo, etc).

Pero hay cambios dramáticos a los que a veces nos tenemos que enfrentar, como la muerte de un ser querido, por ejemplo. ¿Cómo lidiar con ese sufrimiento? Muchos, después de un tiempo, y al mirar atrás se preguntan, ¿cómo pude superarlo? Y sabemos que se puede. Que a la larga podemos potenciar nuestra resiliencia y superar los embates de la vida, y además, aprender.

Y dado que podemos superar los cambios del afuera, ¿es posible modificar el adentro? Y cuando decimos adentro no hablamos del "alma" sino de nuestros pensamientos, que en definitiva es una de las maneras en que percibimos el mundo. Porque, y como también apunta el budismo, nuestros sentidos no son cinco: el sexto es la mente y sus pensamientos.

La respuesta es que sí podemos, gracias, precisamente, a nuestra plasticidad neuronal. Incluso, y eso es algo que la ciencia ha empezado a afirmar, podemos modificar los pensamientos más recurrentes, esos que muchas veces son capaces de paralizarnos. Como dijo un neurocientífico español, nuestro cerebro no sólo está dotado de una gran plasticidad, sino que, además, el sistema nervioso es capaz de modificarse por repetición.

El uso repetido de una conexión sináptica, entre dos células nerviosas, produce lo que se denomina potenciación de larga duración, que se asocia con el aprendizaje y la memoria. Es decir, la propia fisiología, que es una actividad eléctrica, a la larga produce una modificación.

En la práctica, ¿cómo podemos hacerlo? ¿Qué técnica nos puede ayudar? Una de ellas, indolora, inocua y sin ningún efecto secundario, es la meditación.

Estudios científicos indican actualmente que la meditación disminuye la ansiedad y la depresión, además de mejorar nuestro estado de ánimo general y de permitir relacionarnos mejor con el entorno.

Cada vez se va ampliando más el espectro del uso terapéutico de esta técnica milenaria. Lo que empezó hace ya más de treinta años como un proyecto en solitario en una clínica de Massachussets que lo aplicó en casos de estrés, fue ganado "terreno".

Bajar de las ramas

Hay diferentes técnicas de meditación (derivadas de la meditación budista Samatha y de Vipassana) que trabajan de modo distinto con nuestra concentración, ya que, y como se afirma en yoga, nuestra mente se comporta como un simio que salta de rama en rama (pensamiento a pensamiento) y que esa constatación, de cualquiera que haya iniciado la práctica de meditación, hace creer que no hay nada que hacer con ese mono saltarín.

Lo cual no es cierto, pero sí lo es que por la fuerza no lo podremos bajar de las ramas. Sólo con la constancia. Por la fuerza nunca se consigue nada. Nada efectivo, nada de larga duración.

Anna Quero es profesora de yoga, psicóloga social psicoanalítica y abogada; anna.quero@gmail.com.

Fuente: clarin.com