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Domingo 30 de Junio de 2013 - 21:27 hs

Miles de indignados tomaron las calles de Río antes de la final

Más de 10.000 polícias fueron movilizados para evitar altercados en las cercanías del estadio de Maracaná;. La presidenta Dilma Rousseff no asistirá al evento deportivo.

 España y Brasil disputan este domingo en Rio la final de la Copa Confederaciones en el legendario estadio Maracaná, en cuya cercanía se realizaba una protesta que muchos temen acabe en enfrentamientos con la policía.

Unos 5.000 manifestantes participaban hoy de la movilización que hasta ahora se mantenía pacífica, según la policía. El clima de la protesta seguía festivo, con batucadas y cantos.

La marcha en dirección al estadio arrancó siete horas antes del inicio del partido (fijado a las 22H00 GMT) y consiguió llegar a unos 100 metros del recinto, pero fue bloqueada por batallones policiales. La columna se dirigió entonces a una plaza cercana.

"Estamos en contra de la privatización del estadio y de los desalojos forzados bajo el argumento del Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos" de 2016 en Rio, dijo Renato Cosentino, portavoz del Comité Popular de la Copa, uno de los principales movimientos que convocaron la protesta.

Centenares de manifestantes prepararon pancartas en una plaza del barrio Tijuca, a 1,5 km del estadio, bailando y cantando: "íAy, FIFA, paga mi tarifa (de transporte)!" o "íEl Maraca es nuestro!".

Se repartían folletos que explican qué hacer en caso de tumulto, como no correr si la policía dispara gases lacrimógenos o no llevar lentes de contacto.

La presidenta Dilma Rousseff, que fue abucheada en el juego de apertura de la Confederaciones el 15 de junio en Brasilia, junto al presidente de la FIFA Joseph Blatter, no tiene previsto asistir a la final, que será presenciada por unas 78.000 personas
"Estoy aquí por patriotismo, por más educación, por salud y transporte, por menos fútbol", sostuvo otro manifestante, Nelson Couto, de 69 años, vestido de verde y amarillo, los colores de la bandera de Brasil, de pies a cabeza.
La policía invitó a jerarcas de la Orden de Abogados de Brasil (OAB) y a la fiscalía federal y estatal a vigilar el esquema de seguridad.

La presidenta Dilma Rousseff, que fue abucheada en el juego de apertura de la Confederaciones el 15 de junio en Brasilia, junto al presidente de la FIFA Joseph Blatter, no tiene previsto asistir a la final, que será presenciada por unas 78.000 personas.

Una pequeña protesta transcurría frente al estadio de Salvador de Bahía (noreste) donde Italia y Uruguay se enfrentaban por el tercer puesto de la Copa Confederaciones.

Según el sitio de noticias G1, un grupo de manifestantes protestaba afuera del hotel en el que se hospeda la delegación de la FIFA en Salvador, resguardado por policía.

CONTEXTO DE LAS PROTESTAS

Más de un millón de brasileños se volcaron a las calles de todo el país el 20 de junio en las mayores manifestaciones en dos décadas, indignados por el alza del precio del transporte público, la corrupción de la clase política y los gastos millonarios en la Copa Confederaciones y el Mundial 2014, en vez de en salud y educación.


Unos 11.000 policías -6.000 policías militares, más integrantes de la Fuerza Nacional, la policía federal y civil y la guardia municipal- han anunciado un perímetro de seguridad en torno al Maracaná para garantizar el desarrollo del evento.

La mayor protesta tuvo lugar en Rio, donde se congregaron pacíficamente unas 300.000 personas. Al final, como ha sucedido en varias movilizaciones, un pequeño grupo se enfrentó con la policía y protagonizó saqueos, destrozó mobiliario y edificios públicos, con un saldo de decenas de heridos.

Fuente: La Nación