Lucía Knorre, economista y jefa de la Fundación Pro Tejer, brindó un panorama de la crítica situación que atraviesa la industria textil en Argentina frente al incremento de las importaciones. Según argumentó, la producción sufrió una caída del 11 %, lo que repercute directamente en el uso de la capacidad instalada del sector.
"Hoy, seis de cada diez máquinas textiles están paradas, después de las inversiones récord realizadas durante el periodo 2021-2023. Las fábricas están prácticamente paralizadas, una situación que se fue agravando en los últimos meses y que podría perforar el piso del 30 % de uso de la capacidad", advirtió Knorre.
La especialista destacó que, en la actualidad, más del 70 % de la mercadería es importada: "Hubo medidas específicas para facilitarle la renta al importador, sobre todo al de productos de baja calidad y escasa durabilidad. Hoy están ingresando estos artículos debido al desmantelamiento de los controles comerciales, como la eliminación de los valores criterio y de la declaración jurada de producto. No se fiscaliza en la Aduana ni se realizan controles físicos sobre la mercadería".
Asimismo, remarcó como un aspecto preocupante que haya dejado de estar vigente la prohibición que regía para la importación de ropa usada.
"No culpamos al consumidor, pero sí creemos que hay una falta de Estado para resguardar su seguridad y salud. Lo que ingresa es un producto de baja calidad, sin controles químicos; no sabemos de dónde viene y, para colmo, es ropa usada que llega sucia o rota de otros países. Atacama, por ejemplo, es el gran vertedero de ropa del mundo donde todos los países exportan sus residuos textiles para que se acumulen allí", agregó la economista.
Por otro lado, Knorre subrayó el impacto en el empleo: en lo que va del año, se perdieron 16.000 puestos de trabajo registrados en la industria textil, de la indumentaria y el calzado, mientras que más de 350 empresas debieron cerrar sus puertas.