En Unión se encendieron las alarmas y el malestar es evidente. Jerónimo Dómina, una de las mayores proyecciones surgidas en los últimos años, habría viajado a España sin el permiso del club para avanzar en los trámites previos a su incorporación al Cádiz CF como jugador libre. Esa decisión unilateral, según consideran los dirigentes, viola el marco contractual vigente hasta el 31 de diciembre, por lo que se evalúa aplicarle una sanción económica.
El atacante de 20 años fue visto saliendo de una clínica tras realizarse la revisación médica en territorio español, y distintas fuentes mencionan que incluso ya habría firmado un precontrato con la entidad andaluza. Más allá del vínculo deportivo, la salida le reportará a Unión una cifra estimada en 400.000 euros, correspondientes a derechos de formación, pero el gesto genera ruido puertas adentro.
El motivo del enojo
En el club sostienen que Dómina debería haber solicitado autorización para viajar, ya que aún forma parte del plantel profesional y tiene obligaciones contractuales. El hecho de actuar por cuenta propia —en momentos donde la institución atraviesa días decisivos en lo deportivo y lo económico— fue considerado una falta grave.
Según reveló el medio Marca de España, el Cádiz CF aseguró el fichaje del delantero, que firmará por cuatro años y medio, luego de un movimiento estratégico encabezado por el grupo empresarial JWsports, el mismo que intervino para que Matías Almeyda llegara al Sevilla FC.
La pelea por contratarlo fue intensa: desde la MLS (Nashville), el fútbol argentino (Tigre), clubes como Burgos y Real Valladolid en España, además de sondeos de México e Inglaterra, buscaron su incorporación. El Cádiz, con una propuesta concreta y rápida, terminó imponiéndose.
Dómina no suma minutos oficiales desde julio, cuando definió no renovar su contrato con Unión. Desde entonces quedó marginado de la competencia, aunque nunca perdió consideración en el mercado por su proyección. Sin embargo, su salida sin despedida y en medio de un conflicto reglamentario genera una sensación amarga.
El club obtiene un ingreso económico moderado por su partida, pero pierde a un futbolista formado en casa y deja una imagen institucional comprometida. La dirigencia considera que no puede dejar pasar la situación y ya trabaja para definir el alcance de la sanción. No es solo un tema de dinero: es un mensaje hacia adentro del plantel. Lo que se debate hoy en Unión no es si Dómina debe irse —eso ya está resuelto—, sino cómo se va y qué consecuencias tendrá su forma de hacerlo. El delantero ya mira hacia España. Unión, en cambio, busca que su salida no deje también la puerta abierta a la indisciplina.