Una reconocida psiquiatra de La Plata, Virginia Franco, fue encontrada muerta en su casa de City Bell durante el fin de semana. Presentaba un profundo corte en el cuello, a la altura de la yugular, que le causó un shock hipovolémico y la muerte por desangrado. El cuerpo tenía además otros cortes compatibles con maniobras defensivas. La Policía Bonaerense llegó tras el aviso de Pablo B., un empresario que se presentaba como amigo de la víctima.
La escena no mostraba signos claros de robo: había cajones abiertos, pero sin cerraduras forzadas, y en la vivienda permanecían su notebook, televisores, equipo de música y dos autos con las llaves colocadas. Solo faltaba el teléfono celular de Franco, que aún no apareció.
Pablo B., divorciado, fue demorado y declaró ante el fiscal Álvaro Garganta, aunque recuperó la libertad y es considerado testigo. Entregó sus dos teléfonos y colaboró con los investigadores, incluso proporcionando la clave de acceso de la notebook de la psiquiatra.
Según una fuente del caso, “no es sospechoso”, de acuerdo a lo que consignó Infobae. Sin embargo, vecinos señalaron que su vínculo con Franco era más estrecho que el de una simple amistad: afirmaron que manejaba sus cuentas, plazos fijos y redes sociales, entraba y salía de la casa con libertad y que, supuestamente, la aislaba.
La causa, investigada por la DDI de La Plata, analiza distintas hipótesis. El fiscal espera los resultados de la pericia informática sobre la notebook de Franco, el análisis de los celulares de Pablo B. y los impactos de antenas de ambos. La revisión de cámaras de seguridad de la zona aún no aportó datos y en la casa de la víctima no había dispositivos que registraran imágenes.