Terry, una perra de raza cairn terrier nacida en 1933, fue la encargada de interpretar a Toto en El mago de Oz. Su sueldo semanal era de 125 dólares, más de lo que cobraban los actores que interpretaron a los munchkins. En contraste, la joven Judy Garland percibía 500 dólares por semana, y los protagonistas masculinos, como Ray Bolger o Jack Haley, llegaban a 3.000.
La perra no solo destacó por su salario, sino también por su desempeño en el set, realizando complejas escenas junto a Dorothy. Su entrenador supervisaba cada movimiento y administraba su contrato. Durante la filmación, Terry sufrió una fractura en una pata, lo que obligó a suspender algunas escenas hasta su recuperación.
La importancia de El mago de Oz en la historia del cine:
El mago de Oz no solo dejó historias curiosas sobre su elenco, sino que marcó un hito en la historia del cine. Fue una de las primeras películas en Technicolor, combinando fantasía, música y efectos visuales de manera inédita. El film consolidó a Judy Garland como ícono cultural y abrió el camino a futuras producciones musicales y de fantasía, dejando un legado que aún hoy es estudiado y celebrado por cinéfilos de todo el mundo.
Además, la película ha sido reconocida por su impacto cultural, histórico y estético. En 1989, fue seleccionada por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos para su preservación en el Registro Nacional de Películas, y en 1995, el Vaticano la incluyó en una lista de películas importantes bajo la categoría de "Arte"